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6 DE Octubre 2023 - 08:19
El campeón mundial de MTB Ignacio Di Lorenzo se encuentra en Salta y participará este fin de semana, como invitado especial, de la sexta edición del torneo de ciclismo de montaña "Desafío a los Cerrillos".
En la actualidad el rider argentino compite en Máster B2 (45-49) y aún mantiene el más alto nivel de su época juvenil, en la que representó a la Argentina en los más exigentes circuitos de los cinco continentes. Tiene aptitud y actitud de deportista, y su constancia y dedicación lo lleva a mantenerse desde hace décadas en los lugares más altos del ranking internacional.
Di Lorenzo, en diálogo con El Tribuno, hizo un repaso de su extensa carrera profesional y del notable crecimiento del ciclismo de montaña en el país.
La bicicleta se convirtió en mi pasión desde muy chico. Desde los 12 o 13 años comencé a exigirme arriba de las dos ruedas y a probar hasta dónde podía llegar. Soy oriundo de Villa La Angostura, Neuquén, un lugar que sin dudas es un verdadero paraíso para las actividades al aire libre y de montaña. Mi tierra es en sí un gran circuito para el mountain bike. Fue casi natural para mí realizar travesías. Si bien practiqué varios deportes, especialmente atletismo, definitivamente decidí volcarme de lleno a la bici, que fue, es y será siempre lo mío.
Yo creo que sí. De la mano de esta disciplina comencé también a competir a muy temprana edad en certámenes locales, regionales y nacionales. Luego participé de seis mundiales y de siete competencias internacionales. El ciclismo me ha llevado a recorrer el mundo, a conocer los cinco continentes. Efectivamente, el año pasado me consagré campeón mundial en XCO (Cross Country Olympico), categoría Máster en el Cerro Bayo, en mi propia tierra. Le debo mucho a este deporte y he moldeado un poco mi vida a él. Soy profesor de Educación Física y entrenador deportivo. A través de mi profesión trato de volcar toda mi experiencia a mis alumnos, niños y jóvenes.
El “Desafío a los Cerrillos, Copa Challenger Manuel J. Castilla” se disputará este sábado y domingo. Será fiscalizada por la Federación Argentina de Ciclismo de Montaña . La apertura de la competencia tendrá lugar a las 9 en el acceso al predio del INTA.
Desde mi punto de vista la “máquina” sigue siendo el deportista y la tecnología, obviamente, acompañó ese crecimiento y permite alcanzar un mayor rendimiento físico. Son dos cosas que fueron creciendo a la par. Los ciclistas obviamente dependemos del desempeño del rodado. Si se nos rompe en plena competencia, como me pasó alguna vez, no podemos seguir.
La evolución de la tecnología en los últimos años fue enorme. Por dar un ejemplo hoy existen bicicletas con cambios electrónicos y bluetooth. Los cuadros son de fibra de carbono.
Hace unos años pesaban 15 kg hoy no más de 11 kg. Pero hay que tener en cuenta que acceder a estos avances es muy caro en nuestro país. Una bici como la mía para alta competencia ronda los 14.000 dólares. En este sentido quiero destacar la colaboración del Ministerio de Deportes de Neuquén que me ayudó tenerla, de otro modo me hubiese sido casi imposible.
Sobre todo es la constancia. Entreno todos los días. En este sentido quiero aclarar que no sobreentreno. Mi rutina es de aproximadamente una hora y media diaria, tal vez un poco más los fines de semana. También acompaño la práctica de la bicicleta con gimnasio y llevo una vida sana, como cualquier otro deportista de elite. Es un estilo de vida. No me privo de nada, pero todo en su justa medida. Nunca me imaginé ser campeón del mundo, ni siquiera el día que lo fui. Recuerdo que en plena competencia estaba muy concentrado. Era un día de lluvia. Había mucho barro. Sabía que estaba logrando una muy buena perfomance, pero no me imaginaba que iba primero y que terminaría en el lugar más alto del podio.
En mi categoría eran 140 competidores de todo el planeta, gente de mucha experiencia. Lograr el campeonato mundial en mi propia tierra fue un regalo maravilloso de la vida.
Hacer deportes es sacrificado, pero vale la pena el esfuerzo. En 2000 estuve a punto de quedarme en Europa para continuar mi carrera allá, pero justo conocí a quien hoy es mi mujer y decidí quedarme en Argentina. Así nacieron mis hijos Ramón (15) y Marcos (11), y se escribió gran parte de esta historia.