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Los vecinos se congregaron en torno a la gruta erigida en su honor en Bº Antártida Argentina, donde participaron de un oficio religioso y compartieron una tarde de camaradería. Fue una verdadera fiesta mariana.
28 DE Noviembre 2023 - 07:31
Ayer por la tarde, la comunidad de Cerrillos expresó su devoción a la Virgen de la Medalla Milagrosa. Las actividades se desarrollaron en la gruta erigida en su honor, ubicada en barrio Antártida Argentina. Allí, los vecinos rezaron la novena, el Santo Rosario, y participaron de una misa oficiada por el padre Orlando Morales.
El lugar fue minuciosamente ornamentado, mientras que en las calles aledañas flamearon banderines papales, frente a cada casa. La coordinación estuvo a cargo de Matías Sayús García, conocido como “el joven de las vírgenes” y la decoración fue obra de Karina del Valle Burgos, una reconocida dirigente social de la localidad. Colaboraron Demetria Troncoso, Elena Beatriz Saravia, Ofelia “Pochita” Zigarán, las hermanas Mary, Nora y Elba Magno; Erika y Matías Canchari; Carola Rangeón y Celia Abán, entre otros.
Tras el oficio religioso, compartieron un refrigerio de camaradería.
El 27 de noviembre de 1830, Santa Catalina Labouré tuvo una visión: vio a la Virgen vestida de blanco. Junto a Ella había un globo luciente sobre el cual estaba la cruz. La Señora abrió sus manos y de sus dedos salieron rayos luminosos que descendieron hacia la tierra y le dijo: “Este globo que has visto es el mundo donde viven mis hijos. Estos rayos luminosos son las gracias y bendiciones que yo expando sobre todos aquellos que me invocan como Madre. Me siento tan contenta al poder ayudar a los hijos que me imploran protección. Pero hay tantos que no me invocan jamás! Y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos, porque pocas veces me rezan”.
Entonces alrededor de la cabeza de la Virgen se formó un círculo o una aureola con estas palabras: "Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti". Y una voz dijo a Catalina: "Hay que hacer una medalla semejante a esto que estás viendo. Todas las personas que la lleven, sentirán la protección de la Virgen", y apareció una M, sobre la M una cruz, y debajo los corazones de Jesús y María. Es lo que hoy se ve grabado en la Medalla Milagrosa.
“Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Vos. Ésta es la oración que tú inspiraste, oh María, a santa Catalina Labouré, y esta invocación, grabada en la medalla la llevan y pronuncian ahora muchos fieles por el mundo entero. ¡Bendita tú entre todas las mujeres! ¡Bienaventurada tú que has creído! ¡El Poderoso ha hecho maravillas en ti! ¡La maravilla de tu maternidad divina! Y con vistas a ésta, ¡la maravilla de tu Inmaculada Concepción! ¡La maravilla de tu fiat! ¡Has sido asociada tan íntimamente a toda la obra de nuestra redención, has sido asociada a la cruz de nuestro Salvador!
Tu corazón fue traspasado junto con su Corazón. Y ahora, en la gloria de tu Hijo, no cesas de interceder por nosotros, pobres pecadores. Velas sobre la Iglesia de la que eres Madre. Velas sobre cada uno de tus hijos. Obtienes de Dios para nosotros todas esas gracias que simbolizan los rayos de luz que irradian de tus manos abiertas. Con la única condición de que nos atrevemos a pedírtelas, de que nos acerquemos a ti con la confianza, osadía y sencillez de un niño. Y precisamente así nos encaminas sin cesar a tu Divino Hijo.
Te consagramos nuestras fuerzas y disponibilidad para estar al servicio del designio de salvación actuado por tu Hijo. Te pedimos que por medio del Espíritu Santo la fe se arraigue y consolide en todo el pueblo cristiano, que la comunión supere todos los gérmenes de división que la esperanza cobre nueva vida en los que están desalentados. Te pedimos por los que padecen pruebas particulares, físicas o morales, por los que están tentados de infidelidad, por los que son zarandeados por la duda de un clima de incredulidad, y también por los que padecen persecución a causa de su fe.
Te confiamos el apostolado de los laicos, el ministerio de los sacerdotes, el testimonio de las religiosas.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Juan Pablo II