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La distinción de la universidad salteña fue para ella, según definió, como alcanzar un sueño.
La cineasta salteña fue declarada doctora honoris causa de la UNSa en octubre.
27 DE Diciembre 2023 - 12:06
Solo por la película La Ciénaga, Lucrecia Martel obtuvo galardones como el Grand Prix del Festival de Cine latinoamericano de Toulouse, el título de mejor película y mejor directora del Festival de Cine de La Habana y el premio Alfred Bauer Prize del Jurado Internacional en 2001 en el Festival Internacional de Cine de Berlín, donde también estuvo nominada para el "Oso de Oro". Llegó a lo más alto de la industria cinematográfica y tiene gran parte de los galardones a los que podría haber aspirado. Sin embargo vivió como un verdadero "sueño de niña" su designación como doctora honoris causa en la universidad pública de la provincia donde nació.
"No se imaginan lo importante que es para mí. Es el sueño de niña, de cuando una se muere y todos lloran en el velorio... que todos hemos tenido, cuando sentimos que no nos aman lo suficiente. Es un poco esto", dijo la directora, guionista y productora salteña tras recibir la distinción de la UNSa, durante un acto en el que le fotografiaron más sonrisas que en muchos de los eventos internacionales que la tuvieron entre los principales protagonistas.
"Estoy feliz. Ha sido muy emocionante, he escuchado a personas que han hecho una lectura de mi trabajo que es muy emocionante, porque cuando vos trabajás -yo he hecho todas mis películas pensando en Salta- no sabés si sirve", declaró antes de retirarse. "Les agradezco infinitamente... me siento como Messi recibiendo el balón de oro", había sintetizado ante un anfiteatro del campus de Castañares lleno de salteños que se reunieron para escucharla. En 2018 la cineasta había publicado una carta en la que confesaba: "El mundo que me importa está en Salta. Y en Salta no me dan bola. Para mi familia es lo mismo hacer cine que criar chanchos. Creo que 'Zama' sí les gustó". Quizás para ella, el doctorado que la UNSa le entregó el 31 de octubre de 2023 haya tenido el sabor de ese reconocimiento que no dejaba de esperar aunque ya hubiera recibido infinidad de elogios en las vidrieras más importantes del cine global.
Es que hasta entonces, nada parecía haberle dado una señal tan clara de que su mensaje se hubiera decodificado suficientemente en su lugar en el mundo. "Es muy difícil saber si el trabajo de uno sirve, y hoy la sensación que tuve es que a algunas personas le sirvió", insistió, tras recibir su diploma en la UNSa.
Lucrecia Martel nació en Salta en 1966. A los 19 años se fue de la provincia y, por su carrera, pasó gran parte de su vida lejos. Se formó en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica, en Buenos Aires.
Con su cine, logra definir la esencia social, política y cultural de la provincia con la claridad de quien la grabó en su ADN desde la primera infancia pero luego pudo tomar la distancia necesaria para mirarla desde otra perspectiva. Sus relatos llevan al espectador a poner la mirada en situaciones de desigualdad y violencia naturalizadas por gran parte de la población que creció con ese telón de fondo.La adolescente que sufre el abuso sexual de un "médico de renombre" que está de paso en su ciudad por un congreso, mientras en la escuela una profesora dedica horas a tratar de convencerla de escuchar el llamado a ser parte "del plan de Dios", en "La niña santa". Una mujer de una familia de campo en decadencia que, sumergida en su falta de sentido pero sin abandonar aires de grandeza, abusa del alcohol, pasa días en la cama y destrata a la criada, a quien le endilga supuestos robos de bienes como toallas, en "La ciénaga".
Una conductora que, en una distracción, atropella "algo" en la ruta y demora solo unos segundos en decidir que lo mejor es no bajar del auto, volver a arrancar sin averiguar si es una persona el bulto que quedó tendido en el camino y tratar de continuar con su vida, en "La Mujer sin Cabeza".
Miles de salteños redescubren con espanto en las escenas de Martel situaciones similares a las que conocieron de cerca o de las que escucharon versiones variadas a lo largo de sus vidas sin reparar en la crudeza de la brutalidad que los rodeó a lo largo de décadas.
Un arte que incomoda y que, a veces, no se puede procesar, que obliga a cuestionar preconceptos y moviliza pero al mismo tiempo atrapa define gran parte de la trayectoria de la cineasta que sintió que su esfuerzo "valió la pena" cuando la homenajeó la universidad salteña que se presenta con el lema "Mi sabiduría viene de esta tierra".
"Cómo decirles lo importante que esto es para mí", expresó para agradecer la distinción y aseguró que significa "mucho más de lo que hubiera imaginado" para su vida.
"La mejor historia posible es la que registra el sufrimiento del mayor número de habitantes de un lugar y un tiempo, y si no registra el sufrimiento y los deseos de felicidad, esa historia es demasiado sesgada", expresó la cineasta en una entrevista.
En la resolución de la UNSa que la declara doctora honoris causa se destaca: "Su mirada es crítica, disruptiva, discrepante y disidente sobre la salteñidad. Las narrativas audiovisuales que propone la cineasta salteña construyen un conocimiento lugarizado, anclado en este territorio, que conoce profundamente desde adentro".
Además, se señala que, "a través de sus producciones, visibiliza las condiciones de vida de los pueblos indígenas y las violencias de género como categoría".
Su primer largometraje, La Ciénega, fue su presentación en sociedad ante el gran público. Antes había realizado cortos y algunos programas de televisión.
En 2004 su segundo largometraje, "La niña santa", fue nominado a la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes. Su tercer filme, "La mujer sin cabeza", fue seleccionado en el Festival de Cannes en 2008. En 2011 obtuvo el Premio Konex por estar entre los cinco mejores directores de cine de la década en la Argentina.
En 2017 se estrenó Zama, basada en la novela homónima de Antoni Di Benedetto. Fue muy valorada por la crítica y seleccionada para representar a la Argentina en la edición número 90 de los Premios Óscar en la categoría Mejor película de habla no inglesa.
La historia gira en torno de la vida de Diego de Zama, un funcionario americano de la Corona española, que espera una carta del Rey que lo aleje del puesto de frontera en el que se encuentra estancado. Pero pasan los años y la carta no llega. Finalmente resuelve sumarse a un grupo de soldados que emprende un viaje en busca de un bandido. Esa decisión aparentemente lo libera del peso de la espera y le abre, al fin, las puertas a una libertad la verdadera.
Tres de sus largometrajes formaron parte de las 100 mejores películas de todos los tiempos dirigidas por mujeres, según una encuesta organizada por la BBC. Además, estuvo a cargo de la puesta visual del espectáculo Cornucopia de la artista islandesa Björk, que se estrenó en el centro cultural The Shed de Nueva York el 6 de mayo de 2019.
En 2018 Lucrecia Martel abandonó la comodidad que el silencio puede proporcionar en algunas circunstancias históricas para hacer pública su postura a favor de la legalización del aborto en el país. Publicó cartas, dio entrevistas, se sumó a debates y convocó a una multitud de salteños para sacarse una foto con sus pañuelos verdes frente a la Legislatura.
Algo similar hizo este año, al posicionarse sobre otro tema de debate provincial y nacional. "Es vital, es urgente que incluyamos en esa hipótesis posible de la historia, mejor que la que ya hemos escrito, la necesidad que hay de que los pueblos indígenas accedan a sus territorios", dijo Martel en diálogo con la agencia Télam, tras lo que agregó: "Esto no puede seguir siendo un discurso".
Martel suele rechazar las definiciones cerradas que la ubican en único rol y no se percibe como una cinéfila. "Mi formación para el cine fue conversar con la gente en general, no de cine, sino sobre la vida. La forma en que se habla, cómo no se dicen algunas cosas, me resulta muy instructivo e inspirador para hacer lo que hago", contó en un reportaje.
Suele decir que termina una película sin saber cuándo llegará la próxima. Desde hace un tiempo se conoce que está trabajando en un documental sobre el asesinato del líder indígena Javier Chocobar.
La película explora el tema de la propiedad de la tierra y las luchas indígenas en América latina. Un nuevo desafío frente a un clima de época en el que un sector dominante pretende relativizar la defensa de los derechos de los sectores vulnerables y en medio de una crisis política y económica que anticipa una larga sucesión de capítulos.