La violencia en Juventud Antoniana llegó al extremo porque ayer alrededor de la 1 de la madrugada la casa del presidente Javier Russo sufrió un atentado con el impacto de 6 balas. Dos malvivientes que perpetraron este delito actuaron a cara descubierta, uno mientras afectuaba los tiros con un revólver en medio de un enrejado, el otro se dirigió a hacia un auto estacionado en el lugar, que pertenece a la hija del dirigente, para romper con un objeto el parabrisas y la luneta de la parte de atrás.

Tomó intervención de los hecho violentos en el domicilio de Javier Russo el fiscal penal 5, Federico Jovanovics, quien en forma inmediata dispuso una custodia policial en el domicilio del dirigente antoniano por un lapso de 10 días.

En las horas de la tarde del viernes se informó que las personas que llegaron a hasta la casa de Javier Russo y que llevaron a cabo su cometidos ya fueron identificadas y se esperaba que se proceda a librar las detenciones de ambos sujetos.

Pero la situación planteada en el club de la Lerma tomó un curso lamentable y que requiere una urgente solución de parte de los responsables de seguridad. De dar respuesta en forma contundente con medidas severas y no que los malhechores, cuando son detenidos, entren por una puerta y en seguida nomás se vayan por otra lo más constante y sonante como si nada hubiera ocurrido.

En el fútbol nuestro de cada día repercute ese fenómeno de dar cabida a los actos de amedrentar y desplegar las amenazas a diestra y siniestra para sentir que aquel que ejerce control desde una tribuna es amo y señor. Y que de acuerdo a sus pensamientos puede disponer en la toma de decisiones, imponiendo su "verdad" portando armas para resolver a su manera lo que considera que no es de su agrado como la gestión de un dirigente, tal como aconteció en esta oportunidad con el titular del club antoniano, en su propio domicilio y que provocó mucho temor entre los integrantes de su familia en horas de descanso.

Eso sí, hoy la impunidad salva y protege a quienes cometen los delitos. Entonces las decisiones por parte de la Justicia deberán servir para cuidar a quienes prestan servicios en los clubes en medio de aciertos y errores. En las instituciones del medio parece que no se tolera que algo no haya funcionado, de modo tal que la única salida se presenta en utilizar un arma de fuego.

Así no señores. El fútbol con tanta barbarie no funciona.