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Es salteña, licenciada en Educación Física, trasplantada de páncreas y riñón. Logró la medalla de bronce en el Mundial de Trasplantados que se disputó en Australia recientemente.
10 DE Mayo 2023 - 23:22
Fabiana Farjat tiene 54 años y es la prueba de que los milagros existen. Ella representa a muchas personas que transitaron la oscuridad de un diagnóstico adverso y, como en la mayoría de los casos, fue la muerte de alguien la que le devolvió la luz para seguir viviendo. Porque la donación de órganos es un tema tabú, difícil de afrontar para los que corremos detrás de la rutina sin problemas de salud mayores. Sin embargo, para los casi 7.000 argentinos que necesitan un trasplante para salvar su vida, según datos del Incucai, la sola expresión de la voluntad de donar puede hacer la diferencia.
A Fabiana la trasplantaron en 2016 de páncreas y riñón, sufrió rechazo de este último órgano y en 2018 entró en emergencia nacional y volvió a recibir un riñón que le permite vivir con una muy buena calidad de vida. Farjat es profesora de Educación Física egresada de la Universidad Católica de Salta y licenciada en Educación Física por la Universidad de Catamarca. También tiene una maestría en “Actividad física y calidad de vida”.
Hace 5 años presentó su libro “Entrenamiento aeróbico y diabetes. Una alianza estratégica”. Recientemente participó en el Mundial de Trasplantados en Australia como parte de la delegación argentina representada por 14 deportistas. La salteña nadó los 50 metros estilo espalda y logró estar en el podio con la medalla de bronce. Se aferra con ansias a la vida, pronto será abuela. Ella sabe que los milagros existen.
¿Cómo fue la experiencia de competir en Australia con trasplantados del mundo?
De una felicidad total. Participé en natación y en atletismo. Pude hacer podio con el tercer puesto en la prueba de 50 metros estilo espalda y gané una medalla preciosa de bronce. Fue una emoción tremenda. Los otros argentinos que nadaron también lograron medallas de oro y plata para el país, que quedó en el noveno lugar del medallero mundial con solo 14 representantes, entre 43 países que participaron. Vilma Achuma también es una gran deportista trasplantada salteña que viajó y participó en las pruebas de lanzamiento de atletismo, quedando en cuarto puesto, que es muy meritorio.
En cuanto al encuentro con otras personas trasplantadas fue muy especial porque todos compartimos cicatrices importantes, generalmente en la región del abdomen porque los órganos como el corazón, el páncreas, el hígado, los pulmones y los riñones, se implantan en la región anterior del cuerpo, en el pecho y el abdomen, y se conectan a las arterias. Es una experiencia muy extrema y al estar con otros que han vivido algo parecido, hay una unión y una capacidad común de fortaleza, de haber superado situaciones que nos pusieron al borde de la muerte. Los trasplantados de médula no tienen esas cicatrices, pero también compartimos con ellos la misma experiencia extrema de vida. Es muy alentador ver que se puede sobrevivir a diagnósticos tan duros.
Tu caso es especial porque tuviste un doble trasplante y tu cuerpo rechazó uno de los órganos...
En 2016 fui trasplantada de páncreas y riñón. Duró mucho tiempo la intervención con el páncreas y cuando me fueron a colocar el riñón, que era del mismo donante, al estar tantas horas en isquemia, no funcionó. Esperaron 10 días a que “arrancara” como dicen los médicos, pero mi cuerpo lo rechazó. El páncreas funcionó al instante y en ese momento dejé de ser diabética. Como el riñón no funcionó, me tuvieron que dializar durante dos años más y volví a la lista de espera. Se agravó mi cuadro y me pusieron en emergencia nacional; entonces llegó ese segundo riñón de un donante de Córdoba de 21 años. Con ese riñón vivo hace 5 años y siempre fue muy compatible conmigo. Creo que soy protagonista de dos milagros. Mucha gente que tiene pancreatitis pierde la vida y trasplantar un páncreas es más o menos una práctica reciente porque se dieron cuenta de que una persona diabética que usa insulina afecta su riñón y si le transplan solo un riñón, la diabetes terminaba arruinando el órgano. Trasplantar el páncreas me curó la diabetes.
¿Desde cuándo padecías la diabetes?
La diabetes tipo I me surgió a los 12 años y desde ese momento comencé a usar insulina. Tuve el honor de que mi médico diabetólogo en esa época fuera el doctor Oñativia. Muchos años de diabetes van dañando el riñón, por suerte tuve una hija que ahora tiene 30 años y está muy bien, pero tuve otro embarazo de un bebé que murió y ese embarazo me deterioró mucho más el riñón. Dios me ha premiado con estos dos órganos que me permiten seguir viviendo, ver a mi hija ser una mujer independiente y ahora seré abuela, no puedo pedir más.
Has dedicado tu vida a buscar el modo de estar más saludable, ¿cuáles son las claves?
Los cuidados para las personas trasplantadas son fundamentalmente la toma de medicamentos indicados y en horario. El control médico permanente. La alimentación o nutrición es clave. Yo, por mi patologia de base que es renal, debo consumir poco sodio y poca carne. Otra pata de la salud del trasplantado es la actividad física que no solo ayuda a que la sangre circule y conecte mejor los órganos trasplantados al cuerpo, sino que ayuda mucho psicológicamente. A mí me salvó de muchas formas el ejercicio físico. El trasplantado tiene muchos temores que lo convierten en una persona solitaria por miedo a contagiarse de algo al estar inmunodeprimidos, por ejemplo, y el deporte te conecta socialmente y te hace más fuerte desde todo punto de vista.
Los trasplantados pueden contactarse conmigo en Facebook: fabiana farjat; o en Instagram: fabiana farjat
Supongo que llegar hasta acá te ha costado mucho, ¿qué episodios te han marcado?
Muchos. Yo sufrí amputaciones en los dedos de los pies y las manos por la diabetes y la diálisis que me provocaban necrosis en las extremidades. Incluso estuve un tiempo en silla de ruedas, me rehabilité mucho y afortunadamente camino con plantillas, nado, escribo. El año pasado en los juegos nacionales de trasplantados gané siete medallas. Tengo una alegría de vivir enorme, voy a ser abuela, acabo de ir al mundial de Australia y gané la medalla de bronce. Elijo siempre pensar en lo afortunada que soy.
¿Qué le dirías al lector acerca de la donación de órganos?
Que es un regalo de vida. Yo estuve al borde de la muerte en dos oportunidades y me salvaron mis ángeles donantes. Donar es dar una oportunidad. Nosotros los trasplantados somos la comunidad TX (porque así ponen los médicos en el diagnóstico para decir que somos trasplantados de diferentes órganos), y siempre pregonamos que la donación trasciende a la muerte, la vence, porque cada donante cadavérico puede salvar siete vidas. Y también pedimos a los donantes vivos que no se olviden de donar sangre y médula, que son procedimientos sencillos que representan la diferencia entre la vida y la muerte muchas veces.
¿Y cuál fue el rol de la fe en este camino?
La fe te sostiene la esperanza de que es posible seguir viviendo a pesar de los diagnósticos. Soy católica y Dios ha hecho milagros grandes conmigo. Mis amigos, mi familia siempre estuvieron rezando por mí en cada operación y esa energía es realmente poderosa.
Fabiana da clases de Natación para personas trasplantadas, con diabetes, obesidad o que quieran aprender a nadar, los sábados de 15 a 16.30 horas.