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Jorge Suárez seguirá caminado por las calles de Salta con su oficio al hombro. Foto: Pablo Yapura.
La tecnología y la virtualidad hicieron que las cartas de amor, la mensajería judicial y los resúmenes de cuentas queden en las anécdotas de los más grandes.
16 DE Julio 2023 - 03:05
Jorge Suárez forma parte de una estirpe de trabajadores que están desapareciendo. Nuestro trabajador de hoy es un testimonio que queda en el registro, que lo hace histórico: Jorge Suárez es cartero. Trabaja en las calles de Salta desde hace más de 26 años.
La tecnología y la virtualidad hicieron que las cartas de amor, la mensajería judicial y los resúmenes de cuentas queden en las anécdotas de los más grandes.
"Según estudios especializados, nos quedan 2 o 3 años de existencia", dijo serenamente Jorge, sin vestigios de nostalgias. Solo se entregan algunas cartas documento y lo que se compra por internet. "Lo que nos mantiene vivo son las entregas de los DNI que emite el Gobierno. No sabemos hasta cuándo será eso, lo que sí sabemos es que no será por mucho tiempo", aseguró.
El hombre hoy tiene 48 años y comenzó a trabajar de cartero desde los 22, para una empresa nacional. Entró a trabajar por la necesidad de conseguir dinero ya que su novia había quedado embarazada. Jazmín venía en camino y había que parar la olla.
Hasta ese momento, Jorge se había criado junto a Marcelo, su hermano menor, en la zona de barrio Pilar, Balcarce al 1300, de Salta. Hasta ese momento vivió del trabajo de Clara Pizarro, su mamá, la que los crió sola, que en esos años trabajaba de ordenanza en una escuela. Así fue que Clara conocía a una vicedirectora que tenía a su esposo en la empresa de correo y que por su hijo le pidió un puesto. Tras la cadena de pedidos, Jorge consiguió el empleo de cartero.
"No había que tener demasiados conocimientos académicos para entrar a trabajar de cartero. Lo que sí había que conocer era la ciudad. Como mi mamá nos crió sola, laburó toda su vida y yo salí callejero, conocía el centro de la ciudad muy bien, pero luego fui conociendo las direcciones, las calles, las alturas. Por esos tiempos éramos 35 (ahora somos 15) y a los que comenzábamos nos daban primero la zona del centro, luego te iban alejando. Las zonas de manzanas y lotes son las más difíciles, pero con los años vas aprendiendo, vas recordando, vas recorriendo camino", recordó.
Cuando un cartero es muy especializado asciende a clasificador. Que es la persona que recibe todas las cartas en el casa central y reparte a cada cartero. Con sólo ver la dirección ya sabe a qué zona corresponde y a cuál cartero entregar. "Los riesgo de los perros siempre están en las historias de los asados de los carteros. Igual que ya somos rápidos con las manos porque siempre hay un perro desgraciado que intenta morder por entre las rejas", dijo riendo.
En ese tiempo de trabajo, crió a su primera hija Jazmín y luego conoció a su segunda pareja con quien se casaría. Lorena es clave es un su vida porque con ella luego tuvo a Naiara (18), María Pía (15) y el más chico Simón (13).
También se formó como fotógrafo y realiza trabajos especialmente en eventos sociales que le sirven como un ingreso extra, pero también que le fue abriendo su cabeza respecto de que su oficio tiene fecha de vencimiento.
"Mis compañeros se enojan conmigo porque yo digo que no estoy orgulloso de mi oficio. Sí, estoy agradecido de mi trabajo porque me sirvió para criar a mis hijos, a mi familia. Pero cuando digo que no estoy orgulloso es porque no quiero que mis hijos recorran el mismo camino mío, que no estudié, que no aproveché las oportunidades que me dio mi mamá. No quiero que ellos se sacrifiquen caminando con sol, con lluvia, con los peligros de la calle. Por eso les hablo mucho y espero que no repitan la historia de su padre y estudien y tengan el oficio que quieran", dijo emocionado.
Fin y comienzo
"Tenemos un plan de emigración que lo vamos a desarrollar de la siguiente manera", dijo y contó. La idea es de emigrar a Portugal a trabajar. Lorena su esposa trabaja en el rubro belleza y ya está gestionando todos los detalles para irse primero. Luego irán los chicos paulatinamente. Al final se irá Jorge.
"Mi mujer sí tiene muchas posibilidades de trabajo. Yo trabajaré de lo que sea; no se me cae nada. Pero también quiero ver de trabajar de fotógrafo. Ese es nuestro plan de futuro como salida al fin de mi oficio", dijo el hombre, entregó la correspondencia y siguió con su camino.
La mejor historia
Quizás la mejor historia que cuenta en los asados sea la del día que se asustó por la frenada de un auto frente a una casa. "Antes los bancos entregaban los resúmenes de cuentas por correo. Un día iba a entregar en una casa un sobre bancario cuando escucho que frena un auto como si fuera una película. Yo pensaba que me secuestraban. Y no, bajó un chango y me vino a hablar. Yo seguía asustado, me preguntó si yo estaba por dejar algo en el buzón. Yo le dije: un resumen de cuenta. Me pidió por favor que no lo deje. Yo no entendía nada y me explicó. El chango había ido unas cuantas veces a un motel con una señorita, que no era su esposa, y había pagado con la tarjeta de crédito", contó a las carcajadas.