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Florencio Randazzo, precandidato a vicepresidente de la Nación por "Hacemos por nuestro país." / Pablo Yapura.
2 DE Agosto 2023 - 02:19
Tildó a los integrantes del kirchnerismo de "fundamentalistas". Dijo que detrás de la grieta hay "un negocio" y sostuvo que muchos gobernadores adhieren a la política del Gobierno nacional solo porque dependen de los recursos. Florencio Randazzo, precandidato a vicepresidente de la Nación del espacio "Hacemos por nuestro país" estuvo ayer en Salta y dialogó con El Tribuno. El exministro del Interior y de Transporte del gobierno de Cristina Kirchner afirmó sentir vergüenza cuando salieron a la luz actos de corrupción de otros funcionarios de esa gestión. Ahora, se presenta en las elecciones de la mano del gobernador de Córdoba Juan Schiaretti, precandidato a presidente de ese sector. En Salta, llevan la precandidatura a diputado nacional de Nicolás Zenteno, del Partido Autonomista.
Estamos a trece días de las elecciones. Se habla de que será una elección de tercios, en cuanto a fuerzas políticas, ¿cómo van a entrar ustedes en este escenario?
No, no es una tarea sencilla, porque enfrentamos dos coaliciones que son parte de un negocio desde hace años, que es la famosa grieta. Grieta que nos aleja de las posibilidades de encontrar respuesta a los problemas que preocupan al conjunto de la sociedad. Uno ve que la dirigencia política gira en una órbita muy diferente a los problemas del conjunto de la sociedad. Sabemos que la tarea no es fácil, aunque también somos optimistas en relación a que hay muchísimos ciudadanos que todavía no han decidido su voto y que no están de acuerdo ni con volver al pasado ni con ratificar este presente. Por eso integramos una fórmula con el gobernador de Córdoba, con Juan Schiaretti, que ha sido muy exitoso en una provincia que se ha desarrollado muchísimo, que tiene un Estado presente, que tiene obras de infraestructura, que se complementa con el sector privado, que se respetan las instituciones, la libertad de prensa. Y creemos firmemente en la gestión, así que nosotros hemos creado un espacio que se llama "Hacer por nuestro país" y creemos ser una alternativa para que la Argentina empiece a transitar otro camino.
¿Cómo se sale de la grieta? Usted formó parte del gobierno de Cristina Kirchner y bueno, ahora está en otro sector.
Yo me fui hace ocho años, pudiendo haber sido gobernador de la provincia de Buenos Aires. Le cuento esta anécdota simple y sencilla para entender cuál es la idea que nosotros tenemos de cómo debería ser la dirigencia política. Yo en aquel momento había dicho en reiteradas oportunidades que era precandidato a presidente en unas PASO en las que competía con Daniel Scioli o me iba a mi casa. Se me ofreció ser gobernador, porque se clausuraron las PASO, porque Cristina con el dedo eligió a Daniel Scioli y yo decidí irme a mi casa. No porque era poco importante ser gobernador, hubiera ganado, yo soy un hombre de la provincia de Buenos Aires, sino porque me parecía que era mucho más importante el valor de la palabra. Lo que conserva más importante un dirigente es el prestigio. Eso se ha perdido. Y hay una generalización de cómo que todos somos iguales. Ese es el negocio de los que violan la palabra, son oportunistas, están un día en un lado, otro día en otro. Yo creo que nosotros estamos convencidos de que se debe ir por otro camino, que el kirchnerismo, de ser una fuerza abarcativa que expresaba a la sociedad que había quedado fragmentada en el 2001, 2002 y que supo integrar inclusive al radicalismo, en aquella fórmula con Julio Cobos y Cristina Kirchner, se fue desnaturalizando y pasó a ser un grupo de fundamentalistas, sin diálogo, con quien piensa diferente y con cero gestión. Además con una nula visión de lo que pasa en el mundo.
Usted fue ministro del Transporte, precisamente subió el boleto en Salta a 110 pesos y sigue fuerte la brecha de precios con Bs. As.
Nosotros empezamos a corregir esa brecha. Acuérdese que yo asumo después la tragedia de Once y tengo muy poco tiempo. En aquel momento me aboco fundamentalmente al tema ferroviario. Estábamos frente a una crisis importante, la tragedia de Once, con 52 muertos, 700 heridos. A mí me tocaron dos accidentes más. Pero empezamos a corregir el tema de los subsidios, básicamente, primero, en la asignación del recurso. El recurso del subsidio tenía tres componentes para asignar a la empresa transportista. Y esto está vinculado a lo que usted plantea. La cantidad de empleados que tenía cada empresa. Se fijó una empresa modelo que tuviese como un máximo de tres empleados por micro, que incluía chofer, administración y reparación. Ese era un dato objetivo porque el 931 es un formulario que se presenta en la AFIP. Y después había dos datos que se aportaban para la distribución de subsidios que en realidad eran aportados por los transportistas. Uno era la cantidad de pasajeros transportados y el otro el combustible que consumían. Ahí nosotros pusimos la SUBE. Además de ser una herramienta muy importante para evitar tener que cambiar monedas y todo lo que significaba ese dolor de cabeza, integraba el resto del transporte en la zona del AMBA, como así también en las provincias, pero básicamente nos permitía saber qué cantidad de pasajeros transportados tenían cada una de las empresas. Ahí empezamos a ahorrar 30 millones de dólares por mes.
¿Cómo se hace crecer al país con una mayor distribución en las condiciones económicas y de infraestructura que tenemos hoy?
Primero hay que resolver el tema de la macroeconomía, pero paralelamente a eso hay que tener una nueva ley federal de impuestos. ¿Por qué hay mucha resistencia? Porque la concepción de la política y de los dirigentes políticos es una concepción antigua, en la cual en vez de valorar el prestigio que tiene un dirigente se valora látigo y plata. El Gobierno nacional en los últimos años ha tenido una concentración fenomenal de recursos por encima de las provincias. Entonces, las provincias dependen del gobierno central. Discutamos una nueva ley de coparticipación.
Pero esto está pendiente de la reforma de la Constitución de 1994. ¿Por qué no se logra un consenso?
Porque no hay vocación de cambiar, porque hay que salir de la construcción antigua de la dirigencia política. No tengo ninguna duda de que eso se puede cambiar y se puede hacer una nueva Ley de Coparticipación. Vuelvo a repetirle, la dirigencia política cree que concentrando los recursos condiciona la decisión política. Cosa que ocurre, sino muchos gobernadores no estarían hoy adhiriendo a las políticas del gobierno nacional. ¿Se entiende cuál es el concepto? Usted es independiente políticamente si tiene autonomía económica y las provincias dependen del gobierno central. Esto no lo hizo Macri ni lo hizo este gobierno. Creo que hay que llevarlo adelante, que la Argentina necesita ese tipo de cambio de segunda generación. Cristina en un momento decía la sintonía fina y nunca se hizo.
Gran parte de población no confía en las autoridades, en los políticos. Parte de eso obedece a los actos de corrupción como los que se investigan en el gobierno de Cristina Kirchner. ¿Qué sintió usted cuando vio salir a luz esos hechos?
Una gran vergüenza. Por eso yo empecé diciéndole a usted lo más importante es el prestigio, el valor de la palabra. Yo me fui del gobierno sin ninguna causa. Soy un hombre transparente, además le hice ahorrar miles de millones de recursos al Estado. Yo puedo dar testimonio de mi transparencia.