Un año más, las integrantes del Merendero Dibujando Sonrisas que funciona en barrio El Cruce, lograron que Papá Noel hiciera entrega de un juguete solicitado por cada uno de los 100 niños que participan de la merienda durante los días de semana, por medio de una cartita escrita por ellos mismos. Por la difícil situación económica, Papá Noel tuvo la ayuda de padrinos, personas que recibieron una de las cartas escritas por los pequeños, encargándose de cumplir con su sueño.

La forma de trabajo de las encargadas del merendero hizo posible ganarse la confianza de la comunidad, lo que les permite contar con los padrinos necesarios cada año. El sistema de padrinazgo, resultó muy efectivo, las cartas se ponen a disposición de toda la población, aquellas familias con un interés en dibujarle una sonrisa a uno de los niños, pasan a buscarlas para transformar esa cartita en un juguete.

La entrega se hizo en el salón del merendero donde en forma previa, niños y papás disfrutaron de un refrigerio. Papá Noel ingresó regalando golosinas y abrazos a todos los presentes para acompañar la entrega de los regalitos por Navidad: "Estamos felices, la cantidad de padrinos que se anotaron para llevarse una cartita superó el número de niños que asisten al merendero, lo que nos permitió entregar también un regalito, a pequeños que se acercaron por primera vez, son todos niños muy humildes, sin posibilidades" manifestó Daiana Sandoval.

El merendero cuenta con solo tres años de vida, el motivo de su creación fue la situación generada por la pandemia. En este corto lapso de vida lograron gran popularidad debido a que no solo entregan una merienda dos veces a la semana, sino que cuentan con talleres recreativos los sábados, donde hay música, danzas, pintura y hasta apoyo escolar.

Este año, el merendero recibió la propuesta por parte de las autoridades de la Escuela Técnica Juana Azurduy y del anterior intendente Sergio Salvatierra, para habilitar en su salón un comedor estudiantil. Este comedor, estaba destinado para aquellos alumnos que, por la distancia de sus domicilios con respecto a la Escuela Técnica, los obligaba a tomar un Remis para almorzar en sus casas y regresar a tiempo para las clases prácticas.

El comedor estudiantil funcionó muy bien beneficiando dos días a la semana, los días donde la asistencia a los talleres es más significativa, a estudiantes de El Bordo, Campo Santo y barrios alejados de Güemes: "Ese proyecto, al cual nos sumamos por lo beneficioso que es para los estudiantes de la escuela técnica, cuyo edificio se encuentra a solo dos cuadras de nuestro merendero, anduvo muy bien, espero que tenga continuidad en el 2024", manifestó Daiana.