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Trabajadores de la construcción consiguieron en 2023 un aumento de 187 por ciento.
Salud tuvo en 2023 aumentos del 140%, mientras que bancarios llegaron al 211. En la radiografía del mercado laboral se mantienen diferencias históricas.
21 DE Enero 2024 - 01:54
La amplia brecha que se extiende entre los $250 mil que cobra un maestro que recién comienza y los $904 mil de sueldo que le deben depositar a un joven que entra a trabajar en un banco hoy puede sorprender, pero no es noticia. La disparidad en el nivel de ingresos entre empleados de distintos rubros es histórica y característica de la mayoría de los mercados laborales, regidos por la estricta lógica de la oferta y demanda de mano de obra. Pero en ese mundo de diferencias donde habitan los asalariados, esta vez aparece un denominador común que sí es novedoso porque deja a casi el 100 por ciento los actores del mismo lado de la grieta. Salvando alguna que otra excepción, todos perdieron poder adquisitivo el año pasado.
En 2023, la inflación alcanzó el 211 por ciento y se devoró cada una de las subas salariales que fueron negociando, con mucho esfuerzo, las distintas organizaciones que representan a los empleados en relación de dependencia. Cuentapropistas, emprendedores y "no registrados", en general, cayeron un escalón aún más abajo.
El aumento de precios dejó en el lugar de un símbolo de derrota al Salario Mínimo Vital y Móvil, que debería marcar el monto que debe cobrar un trabajador en el país para tener un nivel de vida que se pueda considerar digno. Ese valor quedó en diciembre en los $156 mil, dinero que hoy no alcanza para que una familia alquile una casa habitable en Salta.
Un maestro de jardín con un año de antigüedad que se desempeñe en Salta capital y cumpla la jornada básica, sin extensión horaria, se encontrará con unos 288 mil pesos en el cajero a fin de mes. Según detalla el simulador de haberes de la página de ADP (Asociación Docente Provincial) el sueldo de un director de primaria de la máxima categoría con 20 años de antigüedad y dedicación plena que cumpla tareas en una zona considerada "muy desfavorable" por estar en un punto geográfico de difícil acceso, puede superar el millón de pesos. Claramente, un caso de los minoritarios y casi excepcional. Pero en cualquiera de los dos extremos, la capacidad de compra se deterioró igual, ya que los aumentos salariales de 2023 para los educadores estuvieron alrededor del 130 por ciento para todos los niveles.
Como la mayoría de los empleados públicos, los judiciales tuvieron la última actualización en octubre. En el rango más bajo, reciben sueldos de 230 a 240 mil pesos, mientras que un director de área cobra 530 mil pesos. Los que hacen funcionar las oficinas de Ciudad Judicial alcanzaron un 127 por ciento de aumento en 2023.
"Ahora hay que discutir por el último tramo del año pasado y por 2024. Esperamos que se cumpla lo que dijo el gobernador y que los salarios no queden por debajo de la inflación", dijo Matías Aramayo, secretario general de la Agremiación de Empleados del Poder Judicial y el Ministerio Público de Salta. Esta organización representa a unos 3 mil trabajadores y apoya el paro nacional que convocó para el 24 de enero la CGT (Confederación General del Trabajo), aunque los que están en actividad en enero no pueden suspender tareas porque deben cumplir con los servicios esenciales que se prestan durante la feria judicial de verano.
El comercio es una de las ramas más importantes de la actividad económica en la provincia, con un salario inicial de $403 mil para un cajero y $397 mil para quienes cumplen tareas de maestranza. A eso se deben sumar adicionales de un 8,33 por ciento por presentismo y 1 por ciento por antigüedad.
Entre marzo y diciembre de 2023 los que atienden locales tuvieron una suba del 110 por ciento, pero la paritaria anual cierra en marzo, por lo cual queda negociar aún la actualización correspondiente al primer trimestre de 2024.
"Empezamos el año con la esperanza de que la economía se encauce y que los incrementos de precios no se sigan comiendo los exiguos porcentajes que se consiguen en paritarias. En este tramo ya tenemos una inflación de un 25 por ciento", expresó César Guerrero, secretario general del Sindicato de Empleados de Comercio, que también se pliega a la medida de fuerza del miércoles.
Otro de los rubros que más motorizan el movimiento económico en Salta es el turismo. Según la escala que se acordó entre referentes patronales y trabajadores a nivel nacional, hubo aumentos por un 150 por ciento el año pasado. Un recepcionista debería ganar $333 mil y un supervisor $340 mil.
Si bien esos valores rigen en todo el país, fuentes extraoficiales indican que muchas de las empresas de la llamada "industria sin chimeneas" se sostienen entre las de mayor incumplimiento salarial en la provincia, pese a que el flujo de visitantes nacionales y extranjeros no ha parado de crecer en años y los precios de hoteles y restaurantes se asemejan, en muchos casos, a los que se cobran en los destinos más demandados de la Argentina.
Consultados por este medio, referentes locales de la Unión de Trabajadores del Turismo Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA) se comprometieron la semana pasada a brindar información sobre la situación de los afiliados, pero finalmente no lo hicieron. Tampoco comunicaron su posicionamiento frente al paro nacional.
En la pequeña franja de los que lograron incrementos equiparables a la inflación del año pasado se posicionaron los bancarios, que alcanzaron incrementos del 211 por ciento. También negociaron un 20 por ciento para enero, que se elevará en caso de que la cifra quede por debajo de la suba de precios, ya que en el acuerdo se incluyó lo que se denomina una "cláusula gatillo".
En los bancos están algunos de los trabajadores mejor pagados de la provincia, con un ingreso inicial de 904 mil pesos.
En el universo de los que están bien ubicados en materia económica también entran los choferes de colectivo, con un salario inicial de $500 mil, que se eleva de acuerdo a la categoría, antigüedad y carga horaria y que tuvo un incremento cercano al 170 por ciento en 2023.
Los profesionales de la salud pública, en paralelo, perciben $640 mil con una carga de 30 horas semanales y 25 años de servicio. Para el que recién comienza, el sueldo es de $476 mil. En hospitales y centros de salud, el año pasado hubo subas de un 140 por ciento hasta octubre.
"Los trabajadores de la salud solicitamos cerrar las paritarias de 2023 con aumentos que contrarresten la inflación del último tramo del año y después negociar por 2024", señaló Federico Ocaranza, secretario general de APSADES (Asociación de Profesionales de la Salud de Salta) en coincidencia con lo que plantearon desde ADP (Asociación Docente Provincial) y otras organizaciones. Este gremio estuvo en la mesa de negociación salarial entre trabajadores y funcionarios provinciales que se abrió el miércoles en la Casa de Gobierno y que retomará el diálogo el martes.
APSADES integra la Federación Nacional de Profesionales de la Salud, que integra a más 30 mil personas y se pliega al paro del 24 de enero. Además apoyan la protesta los docentes, aunque en esta época no hay actividad escolar.
También adherirá el sector de los obreros de la construcción, que son más de 13 mil en la provincia y le ponen el hombro a otra de las actividades que más dinamiza la economía.
En las obras, se puede cobrar de 286 a 397 mil pesos, ingreso al que deben sumarse adicionales. El sector tuvo uno de los incrementos anuales más significativos: el 187 por ciento.
El secretario general de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA) en Salta, Rubén Aguilar, dijo que apuntan a recuperar el poder adquisitivo y a que los haberes no se sigan deteriorando.
En el plano de los más relegados, siempre están las trabajadoras y trabajadores de casas particulares. En este sector, el ingreso mínimo que fija la escala nacional es de $173 mil pesos para el personal con retiro y los incrementos estuvieron cerca del 154 por ciento en 2023. Para los que cumplen tareas domésticas la informalidad también está entre los principales problemas, por lo que se demandan políticas que tiendan a la regularización de esa representativa porción del mercado.
Con más o con menos dinero en el bolsillo, beneficios, cargas de responsabilidad, esfuerzo físico o deudas en las condiciones laborales, la realidad une a la mayoría en la necesidad imperiosa de sobreponerse a la pelea que el año pasado perdieron contra el mal común de la inflación.