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A medio siglo del Congreso Eucarístico que oró por la unidad, la no violencia y la reconciliación de los argentinos.
6 DE Octubre 2024 - 01:15
Hoy hace cincuenta años, se inauguró en nuestra ciudad el VII Congreso Eucarístico Nacional, evento que conmovió las fibras más íntimas del catolicismo salteño. Don Cesar Perdiguero escribió en El Tribuno al día siguiente: "Ayer Salta era una Roma americana, morena, melodiosa, gentil. Las campanas de todos los templos conjugaron la sinfonía matinal que ponían en marcha los aluviones de la fe que desembocaban en la meta señalada: Salta, la del Milagro, en octubre, primavera argentina, símbolo exacto del tiempo nuevo. Mientras tanto, todos los caminos de la ciudad se abrían sonriendo para el ingreso de los peregrinos que seguían llegando presurosos al eucarístico convite. Un sol de lujo ornamentaba con todas sus luces el cristalino festival de corazones que se instaló en una ciudad embanderada, sonriente, feliz de saberse elegida otra vez por el cariño de todo el país. Por el parque San Martín andaba el testimonio de tanta novedosa presencia. Largas filas de ómnibus, de automóviles procedentes de todos los rumbos de la Patria decían que la invasión anunciada era una verdad que esperaba el abierto cauce de la tarde para manifestarse rotundamente".
Sin dudas, aquel 6 de octubre de 1974, Salta se trasformó en la custodia del símbolo eucarístico de los fieles cristianos. Ese día por la tarde, miles de personas acudieron a la Catedral para acompañar en procesión a la Virgen del Milagro hasta el altar del Congreso Eucarístico Nacional, erigido al pie del San Bernardo y a la sombra de la Cruz de Hierro. Ahí, querían expresar su profunda vocación de fe en la Eucaristía.
A las cuatro y media de la tarde, el gobernador Miguel Ragone junto a los miembros de su gabinete, más el comandante de la Guarnición Militar Salta, coronel Vicente San Román, se encaminaron desde la Casa de Gobierno (Mitre 23) hasta el atrio de la Catedral. Allí los esperaban el intendente municipal, señor Juan Carlos Sánchez, el Jefe de la Policía de la Provincia, Cnel. René Augusto Sánchez y el comandante de la VII Agrupación de Gendarmería Nacional, Eugenio San Julián.
A las cinco de la tarde, cuando las campanas echaron a vuelo, salió del templo mayor la imagen de la Virgen del Milagro, para presidir la procesión hasta el altar del Congreso. Y tras la sagrada imagen una multitud se encaminó por las calles Mitre, Belgrano, Paseo Güemes hasta la entonces avenida Virrey Toledo. Rodeaban a la Virgen un cuerpo de cien sacerdotes que acompañaban a doce arzobispos y obispos llegados de otras diócesis. Y todos ellos presididos por el entonces arzobispo de Salta, monseñor Carlos Mariano Pérez Eslava.
Al frente de la procesión iban instituciones católicas de Salta, delegaciones de peregrinos procedentes de distintos lugares del país y abanderados y escoltas de todas las escuelas primarias de la ciudad capital.
A las seis de la tarde, comenzó el acto inaugural del Séptimo Congreso Eucarístico Nacional con el izamiento de las banderas Argentina y Papal, a cargo del gobernador de la Provincia y del Arzobispo de Salta. Seguidamente, la multitud entonó las estrofas del Himno Nacional con el acompañamiento de la Banda de Música de la Policía de la Provincia.
Un hecho singular en esta emotiva ceremonia, fue observar al pie del San Bernardo, la presencia de una delegación del Cuerpo de Patricios, montando guardia junto al altar del Congreso y en compañía de los abanderados y escoltas de las escuelas.
Concluida la ceremonia inicial, usó de la palabra en nombre del laicado salteño el señor Roberto Casas, quien en una parte de su alocución dijo: "El Señor, en su real presencia viene a nosotros para revivir el mensaje de reconciliación con Dios y los hombres en la Eucaristía… y así superar el momento de crisis actual, dando testimonio de unidad".
Luego habló brevemente el gobernador Miguel Ragone: "Reconforta el espíritu asistir a esta manifestación de fe. Asamblea magna del Pueblo de Dios, que busca, en la glorificación de la Hostia Conciliar, el remedio de las necesidades presentes y el restablecimiento de todas las cosas en Cristo, es decir la salvación del mundo por la Hostia". Al final, Ragone recordó al "inolvidable y amado Juan XXIII, de que Dios ha creado a los hombres y a las naciones como hermanos que deben tender, unidos fraternalmente no solo buscando el fin de cada uno, sino al bien común de toda la familia humana".
Luego de las palabras del gobernador de Salta, dio comienzo la celebración eucarística que estuvo a cargo de 12 arzobispos y obispos y cien sacerdotes. Todos ellos, llegaron hasta el altar en forma procesional, luego de salir del Colegio Nacional revestidos de ornamentos sagrados pocas veces vistos en nuestra ciudad.
Y mientras arzobispos y obispos se encaminaban lentamente hacia la Cruz de Hierro encabezados por el arzobispo de Salta, monseñor Carlos Mariano Pérez Eslava, un coro entonaba cánticos que alentaban el espíritu y el fervor de una multitud cada vez más creciente. En ese clima de júbilo comenzó la misa concelebrada donde el arzobispo de Salta dirigió su mensaje.
Una vez concluida la ceremonia eucarística, la comitiva y los fieles que fueron aumentando permanentemente, se dio inicio a la procesión de regreso de la imagen de la Virgen del Milagro, hasta la Catedral Basílica.
Eran las ocho en punto de la noche, cuando el Congreso Eucarístico Nacional marchaba triunfalmente por la avenida Belgrano, tras la imagen de la Virgen del Milagro que se aproximaba una vez más a la apoteosis. De pronto, la multitud estalló cuando la procesión hizo su entrada triunfal a la plaza 9 de Julio mientras en señal de alegría, la sirena de El Tribuno comenzaba a ulular jubilosamente, en tanto las campanas de la catedral no dejaban de repicar. Fue entonces que se presentó una vez más, la clásica y tradicional estampa de los pañuelos al viento "esas palomas -escribió Perdiguero- de la paz que partieron hacia el azul simbolizando como nunca el anhelo común de la unidad".
En el transcurso de la misa inaugural, monseñor Pérez se refirió a la feliz coincidencia de realizarse el Congreso Eucarístico con el Año Santo. Y agregó: "La ciudad se ha convertido en un templo para escuchar la palabra de Jesús: "Os doy un mandamiento nuevo: que os améis como Yo he amado".
En primer lugar agradeció a todos los que participaban del Congreso y se encontraban presentes ante el Altar. Luego dijo que en los días de la Patria, como en los días de la Iglesia, se mezclan los días de sol y días nublados de inviernos y primaveras". Y quizá por eso la Homilía se refirió a dos temas esenciales: la familia y los laicos.
"Porque en ellos se cifra una esperanza de solución. Los padres de familia deben ser los primeros predicadores de la fe, mediante la palabra y el ejemplo.
Los laicos deben contribuir al crecimiento de la Iglesia y de su propia santificación y también deben participar de la obra de pacificación de la humanidad. Y estos frutos se obtendrán de la recepción frecuente de la divina Eucaristía, que es signo de unidad y vínculo de caridad".
Más adelante monseñor Pérez exaltó la presencia de la imagen de la Virgen del Milagro, y señalo "la responsabilidad que le cabe al Laicado en lo que respecta a su participación en la empresa de la reconciliación, para lo cual es indispensable que todos y cada uno, por el camino de la auténtica liberación cristiana, nos convirtamos en el hombre nuevo que es el hombre en unidad".
Más adelante señaló: "Los laicos deben asumir el compromiso de su franca y solidaria contribución para edificar la verdadera comunidad argentina, singularmente en esta hora crucial, grávida de urgentes necesidades de convivencia fraterna. Y con firmeza digo: creemos que los egoísmos, odios y violencia, en sus más diversas formas, pueden ser detenidos y superados si somos capaces, cada uno de nosotros y todos, como argentinos y cristianos, de dar valiente y claro testimonio de amor, fe, justicia y unidad, según el espíritu del Evangelio".
Finalmente monseñor Pérez Eslava dio por concluida su Homilía invitando a que "inauguremos una nueva etapa de la vida católica argentina, a semejanza de la que abriera el XXXII Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires, nuevo tiempo de la Eucaristía, signo de unidad y vínculo de caridad".
Luego de la misa inaugural del Congreso, el arzobispo de Salta, adelantó a la prensa que el próximo 13 de octubre arribaría a nuestra ciudad la Presidente de la Nación, señora María Estela Martínez de Perón. Lo haría en horas de la mañana para participar de la misa central concelebrada de clausura que estaría a cargo del legado papal ante el Congreso Eucarístico Nacional, cardenal Silvio Oddi.
En mayo de 1973, la Conferencia Episcopal Argentina le comunicó a la Pastoral Colectiva que por el 40° aniversario del Congreso Eucarístico Nacional celebrado en Buenos Aires en octubre de 1934, se iba a realizar el VII Congreso Eucarístico Nacional. "Tendrá como escenario –añadió- la ciudad de Salta en octubre de 1974.
Por su parte la Pastoral Colectiva agregó: "Esta oportuna rememoración coincide providencialmente con el Año Santo anunciado por S.S. el Papa Pablo VI y que ha comenzado el día de Pentecostés (2/6/1974).