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Un municipal de Tartagal fue privado de su libertad y amenazado por dos comerciantes. El hecho quedó filmado.
21 DE Noviembre 2024 - 00:00
Mayra, hermana de un empleado municipal de Tartagal que denunció un secuestro, se animó a visibilizar la situación en los medios, aportando una cámara privada donde se puede apreciar, incluso, el uso de un arma de fuego.
El joven, sereno de una plazoleta, formalizó la denuncia en la Comisaría 3 de Tartagal en contra del propietario de una panadería que se encuentra a pocos metros de la plazoleta Hipólito Irigoyen, y de uno de sus hijos.
A pesar que la privación ilegítima de la libertad y la amenaza con arma de fuego se produjo el viernes pasado, la Fiscalía Penal de Tartagal aún no dispuso ninguna medida contra los dos comerciantes. Por la F.M. Ciudad de Tartagal, la joven relató la manera en que actuaron los dos sujetos.
"Mi hermano, la víctima, todavía está en shock y tiene miedo por él y sus hijos, porque estos tipos le dijeron que conocen su casa y a toda su familia para que no los denuncie. Yo, mi mamá y todos no nos callaremos y vamos a insistir hasta que el fiscal actúen, porque esto que nos pasó a nosotros ya les pasó a otras personas que no quisieron hablar precisamente porque no es fácil sobreponerse a un secuestro o a una amenaza de muerte poniendote un arma en la cabeza", expresó la joven.
La joven relató: "La noche del viernes llegamos a las 22 a la plazoleta Hipólito Yrigoyen con mi mamá, para llevarle comida a mi hermano que trabaja como sereno de la Municipalidad de Tartagal, pero no lo encontramos en su lugar de trabajo. Salimos a buscarlo y a la media hora lo encontramos con esos dos tipos de la panadería y dos policías que habían llegado porque vieron las imágenes del 911, cuando a mi hermano a punta de pistola lo hacían subir a la camioneta negra por la fuerza".
Mayra viralizó las imágenes que grabaron las cámaras de seguridad de un comercio vecino, donde se ve que su hermano vuelve sobre sus pasos para no subir a la camioneta pero luego, ya apuntado por el arma sube, y en ese momento el rodado parte raudamente.
"Mi hermano nos contó que lo tuvieron dando vueltas como media hora. Con la pistola en la cabeza el hijo del tipo que manejaba quería que le confesara a quién le había dado información sobre ellos. Mi hermano nunca les dio el nombre de nadie porque la acusación es falsa y si lo veían era porque es sereno en esa plazoleta y trabaja allí 8 horas cuidando, todas las noches".
Mayra recordó que "cuando les pregunté qué le habían hecho a mi hermano, el hijo del tipo mayor comenzó a gritarme hasta que uno de los policías lo aportó y le decía al irascible: "gordo por qué hiciste eso". Finalmente y a pesar que mi hermano les decía que los dos estaban armados, que lo habían secuestrado poniéndole el arma en la cabeza, los policías nunca hicieron nada para requisarlos y mucho menos detenerlos, por lo que de lo más tranquilo se fueron a su casa y desde el balcón nos miraban". La joven relató: "mi hermano estaba temblando y me decía que le habían advertido que no haga nada, que ellos saben dónde vivimos todos. Me contaba que al subirlo a la camioneta el hijo le pasó el brazo por el cuello y lo apuntaba con el arma. Después le mostraba fotos de gente extraña y le decía: "ayer estos amigos de Bolivia te iban a secuestrar, pero como había mucha gente te dejamos pasar. Nosotros somos pesados o vos te crees que la guita la hicimos vendiendo pan?".
La mujer dijo ayer a El Tribuno: "Yo aporté las imágenes de las cámaras de un negocio vecino, no sé qué tanto tienen que investigar, pero lo cierto es que la justicia no llamó a nadie ni a ampliar, ratificar ni rectificar las denuncias ni a los dos tipos a declarar.
Estamos verdaderamente amenazados de muerte, pero nadie nos puso un policía de consigna, seguramente porque somos humildes, de trabajo y los acusados son gente de plata. Por lo que se ve, hacen lo que quieren en Tartagal".