La madrugada de este miércoles marcó un antes y un después para el Mercado Municipal San Miguel, uno de los sitios comerciales y culturales de Salta, tras el voraz incendio que afectó, en mayor o menor medida, a más de 200 locales. No fue una tragedia porque el fuego, por causas que se investigan, se originó cerca de las 3 a.m. A esa hora se recibió la alerta en el Sistema de Emergencias 911.

El siniestro dejó graves daños materiales, pero por suerte no hubo víctimas fatales ni heridos. Pese a que las llamas de gran magnitud se veían desde varias cuadras, equipos de Bomberos de la Policía de Salta, brigadistas de la Subsecretaría de Defensa Civil y voluntarios lograron sofocar el fuego, que afectó principalmente la zona de la calle Urquiza.

El fiscal penal 2, Ramiro Ramos Ossorio, encabeza la investigación para esclarecer el origen del incendio, y ha dispuesto inspecciones oculares y pericias para determinar cómo y dónde comenzó el foco ígneo. Aunque no se descarta ninguna hipótesis, la posibilidad de una causa intencional parece lejana según las primeras observaciones.

La gravedad de este incendio expone una necesidad apremiante: el Mercado San Miguel no puede seguir funcionando como hasta ahora. Su estructura, organización y condiciones deben ser revisadas para asegurar que sea un centro de comercio seguro y digno para puesteros y visitantes. Es impensable pensar en lo que hubiera sucedido en una hora pico.

Fundado en 1865, el mercado ha sido durante casi 160 años un lugar central para los salteños, albergando productos típicos y siendo un símbolo del comercio local. Sin embargo, en los últimos años, ha experimentado un cambio drástico en su funcionamiento: se ha convertido en una feria de pulgas sobrepoblada. Este crecimiento descontrolado ha derivado en problemas serios de seguridad y habitabilidad.

La situación estructural y organizativa del mercado ha sido objeto de quejas de comerciantes y usuarios por sus instalaciones deterioradas y su falta de control. Pasillos estrechos y áreas con poca ventilación, como el sector de la calle Urquiza, convertían al mercado en un lugar difícil para circular y trabajar. "No se podía respirar de la cantidad de locales y mercadería", señaló la familia de un comerciante, evidenciando un problema de espacio y de desorden que atenta contra la seguridad y la comodidad de quienes dependen de este espacio.

La promesa del gobernador Gustavo Sáenz, quien aseguró apoyar la reconstrucción, es un primer paso, pero esto debe ir mucho más allá de levantar nuevamente las estructuras, muchas de ellas ahora achicharradas por el fuego. Es necesario implementar otro ordenamiento del mercado para que funcione de manera segura y sostenible.

Si bien el mercado está bajo la administración de José "Pepe" Muratore, en el Concejo Deliberante se destacó la existencia del Ente Descentralizado del Mercado San Miguel.

La transformación del Mercado San Miguel debe considerar una reorganización de los puestos, un control efectivo de la cantidad de locales y una mejora en las instalaciones de servicios básicos como electricidad, agua y ventilación. Esto abre la puerta para que las autoridades locales, en colaboración con los puesteros, desarrollen un plan integral que contemple la renovación de la infraestructura, la seguridad y la recuperación de su carácter tradicional como mercado de productos locales.

Tras el devastador incendio, en la tarde de ayer los puesteros finalmente lograron ingresar al predio para intentar recuperar la mercadería que haya sobrevivido al fuego. Con la coordinación de la policía y los bomberos, los comerciantes ingresaron en grupos organizados para revisar sus locales y rescatar lo que quedara de sus productos, en un esfuerzo por salvar algo de su fuente de ingresos.