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La investigación por la desaparición de la diseñadora, ocurrida el 8 de julio de 2011, se reactivó a pedido del Ministerio Público Fiscal. Esta semana varios testigos que vieron a la joven y residen en la zona donde fue vista por última vez, volvieron a prestar declaración a fin de confirmar o desechar ciertas pistas.
8 DE Noviembre 2024 - 16:56
La investigación sobre la desaparición de la diseñadora María Cash, ocurrida el 8 de julio de 2011, dio un nuevo paso tras el análisis de toda la información recibida y la depuración de los datos. Este proceso permitió detectar contradicciones y falsedades en los testimonios de varios testigos que originalmente habían aportado información, la cual habría desvirtuado la dirección de la investigación. A raíz de este análisis, la jueza federal Mariela Giménez citó nuevamente a siete testigos clave, quienes están vinculados a los momentos previos a la desaparición de Cash, ocurrida en la zona de Palomitas, sobre la ruta 9/34, en el tramo entre el acceso a la ciudad de Salta y la localidad de General Güemes. Durante la semana, ya volverion a prestar declaración dos testigos.
Esta decisión fue tomada a pedido del fiscal general de Salta, Eduardo Villalba, con el objetivo de recabar más información sobre los momentos previos a la desaparición de la joven en la zona de Palomitas, sobre la ruta 9/34.
Sin embargo, detrás de esta citación se encuentra una etapa crucial de la investigación: el análisis de cientos de reportes recibidos por la Fiscalía a partir del ofrecimiento de una recompensa de 5 millones de pesos por información sobre el paradero de María Cash. La propuesta de recompensa, que motivó a muchas personas a presentar pistas, terminó desvirtuando la dirección de la investigación debido a las falsas informaciones que fueron aportadas por interesados en acceder al pago.
Según fuentes judiciales, la Fiscalía se vio abrumada por un gran número de testimonios que, al ser analizados, se detectaron como contradictorios o falsos. Estos informes, que provenían de distintos puntos del país e incluso del extranjero, llegaron en gran parte debido al incentivo económico que ofrecía la recompensa. Muchas de estas pistas resultaron ser infundadas y, en algunos casos, desviaron la atención de la investigación hacia falsos indicios.
Esto llevó a realizar una depuración del expediente. Esta labor demandó varios meses de investigación y estuvo a cargo de una mesa interdisciplinaria conformada por integrantes del Cuerpo de Investigación Fiscal dependiente del Ministerio Público Fiscal de la provincia y de Gendarmería Nacional, todo ello en el marco del trabajo en cooperación promovido por el Código Procesal Penal Federal.
Este gabinete analizó más de cien expedientes con un volumen de aproximado 26.400 informes. Se trata de actuaciones que se iniciaron a partir de miles de llamados realizados por personas que dijeron haber visto a Cash, o bien, dieron pistas de dónde podría estar.
Del análisis de estos reportes, se establecieron contradicciones y falsedades de parte de varios testigos que originalmente aportaron información y que habrían desvirtuado la dirección de las investigaciones, motivados principalmente por la posibilidad de acceder al pago de la recompensa.
Con el expediente "saneado", la fiscalía optó por redirigir la investigación al análisis de las primeras horas posteriores a la desaparición de Cash, con el fin de encontrar testimonios más confiables y cercanos a los hechos. Es en este marco que se citó a los siete testigos clave, dos ya declararon esta semana, y que podrían arrojar nueva luz sobre los momentos previos a la desaparición, con la esperanza de que sus relatos refuercen o aclaren las hipótesis que se manejan hasta el momento.
"En ese momento yo trabajaba para un hombre haciendo mantenimiento en la YPF. Ese día estaba pintando los troncos de unos árboles, en las rutas 34 y 9 de Torzalito, y vi a una chica que parecía estar perdida; golpeaba las puertas de los camiones, como si buscara algo o a alguien. La miré y en un momento me dijo: 'No me miren, estoy bien. No estoy perdida, no estoy drogada', y eso fue todo. Luego, la perdí de vista", contó Andrés Reyes, un joven de 32 años, residente en El Bordo.
Manifestó que es habitual ver mochileros y mochileras en esa zona, por lo que la presencia de la joven no le llamó mucho la atención.
"Pasó una semana o quizá un poco más, y vine con un compañero a Salta Capital a comprar unos materiales; a la vuelta vimos el folleto de ella, la estaban buscando. Yo dije: 'qué lo parió'. Vi la foto pegada en el peaje", relató.
Y añadió: "Ya me habían citado hace años. Esta es la segunda vez que declaró".
Al ser consultado sobre qué cree que le pudo haber ocurrido a la joven, respondió: "Hoy en día se puede esperar de todo. Ojalá la encuentren viva, Dios quiera que sí. Su padre falleció buscándola. Es una lástima, la verdad".
Por su parte, Jesús Brito, un hombre de 76 años que trabajaba en la estación de servicio YPF, también declaró y relató: "Yo estaba recogiendo la basura, y en un momento, cuando alcé la vista, vi a una chica que venía por detrás de la estación. Eran las 10 u 11. No la vi de cerca, estaba a unos 40 metros de distancia. Andaba haciendo dedo. Le habrá preguntado a unos seis o siete camioneros, pero ninguno la quería llevar. Ella tenía una mochila y un saquito".
Ramón Crespín dueño de una gomería, residente en la zona de Palomitas y uno de los primeros en ser interrogados durante los inicios de la investigación, fue el primero en volver a prestar declaración. Crespín quien trabaja junto a su familia en una gomería cerca del santuario de la Difunta Correa, brindó detalles de su experiencia y su percepción sobre el caso en una entrevista exclusiva con El Tribuno. Afirmó que ni él ni su familia vieron a María Cash en los días posteriores a su desaparición y que la versión del camionero, quien supuestamente habría dejado a la joven en la zona, carece de fundamentos a su juicio.
En ese marco, Crespín desmintió la versión del camionero que afirmó haber dejado a María Cash cerca de su casa, señalando que ni él ni su familia vieron a la joven ni al camionero en los días posteriores a la desaparición. Además, cuestionó la falta de pruebas que respalden el relato del camionero, sugiriendo que las autoridades deben centrar su atención en él como principal sospechoso.
En su testimonio, Crespín también relató experiencias difíciles durante los allanamientos a su domicilio, donde asegura que su familia fue maltratada y no se les brindaron explicaciones sobre el uso de las pertenencias confiscadas.
A pesar de las tensiones y las dudas sobre la investigación inicial, la reapertura del caso ha generado esperanza en la familia de María Cash. Sin embargo, Crespín se muestra escéptico sobre los resultados tras más de 13 años sin respuestas claras. La declaración de los testigos clave podría ser clave para esclarecer lo sucedido en los momentos previos a su desaparición.