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La psicóloga Belén Duprez habló con El Tribuno sobre la falta de preparación, para cuando concluye formalmente la vida laboral. "Es una etapa de cambios significativos y hay que estar preparados", explicó.
9 DE Noviembre 2024 - 10:34
Prepararse para la vida, a grandes rasgos, significa incorporar herramientas para resolver problemas y enfrentar los retos que puedan surgir en las diferentes etapas.
Es así que, normalmente, el niño se prepara para el cursado de los diferentes ciclos educativos. El estudiante trabaja en una formación que le permita luego desempeñarse laboral y profesionalmente. En el ámbito laboral, la persona continúa cultivándose para alcanzar los objetivos que se propuso en la empresa u organización. Sin embargo, son muy pocos los que se preparan para la jubilación, para esa etapa en la que se produce un cese formal de la actividad laboral, un quiebre brusco de la rutina, cambian las relaciones interpersonales y hasta la autopercepción.
En un principio, es una etapa que seduce. Sin embargo, luego de un breve período de disfrute, en muchos adultos mayores surgen síntomas de vacío, soledad e insatisfacción. La persona deja de sentirse útil y lo que resultaba una recompensa a largos años de trabajo, puede traducirse en estrés, ansiedad y depresión. Nace así el síndrome de las "vacaciones permanentes", que en algunos casos, puede incluso deteriorar la salud.
En contrapartida, una jubilación bien planificada puede convertirse en una de las mejores etapas de la vida, un viaje en el que es posible cambiar de rumbo, trazar nuevas metas y perseguir nuevos sueños.
Consultada al respecto, la psicóloga salteña Belén Duprez contó que lo ideal sería que las personas se preparen. “Es un cambio muy grande y el aislamiento suele ser un arma que juega en contra. Es común que preparemos a los chicos para el pasaje a la adolescencia, les advertimos de los riesgos, de los cambios del cuerpo, de los cambios en el humor. Antes de la vida universitaria, también hay información y cierta preparación”, explicó. Sin embargo, señaló que la jubilación se asocia con el sano descanso. Y la cosa suele quedar allí.
En este sentido, la psicóloga explicó que cuando la persona llega a la adultez mayor hay que hablar de los cambios en el cuerpo, de los juegos hormonales, de la importancia de mantener una buena alimentación y de incorporar suplementos. “Todo eso tiene un impacto directo con el estado de ánimo. Lo más importante en esa etapa es la construcción de nuevos proyectos personales y de mantener redes de apoyo. Si funcionan esos dos ejes, se reduce significativamente la posibilidad de caer en trastornos depresivos”, destacó la profesional, quien se desempeña como directora de Desarrollo e Inclusión Social, de la comuna de Cerrillos.
Los especialistas señalan que en la preparación para la edad jubilatoria, la persona debe considerar su identidad y las relaciones que pueden verse afectadas con el cese de la vida laboral y la permanencia de más tiempo en el hogar. Aquí comienzan a pesar, por ejemplo, las tensiones en el matrimonio, la falta de momentos de privacidad individual y de actividades sociales. Por este motivo aconsejan sumarse a trabajos voluntarios, tomar cursos de educación en artes y oficios para adultos, hacer ejercicio y demás.
La American Psychological Associaton clasifica a los jubilados en: Los continuadores, son quienes mantienen el contacto con sus habilidades y actividades del pasado, pero las modifican para adecuarlas a la nueva etapa, a través de trabajo voluntario o trabajo a tiempo parcial.
Los aventureros inician nuevas actividades o aprenden nuevas habilidades no relacionadas con su trabajo anterior, como aprender a tocar el piano o trabajar en algo totalmente nuevo, o volcarse de lleno a la gimnasia adaptada y las danzas. Los buscadores aprenden, por ensayo y error, en su búsqueda por algo adecuado para esta nueva etapa.
Los despreocupados disfrutan del tiempo sin obligaciones y les agrada dejarse llevar por la corriente, en lo que a su cronograma diario se refiere. Y también están los espectadores involucrados, quienes mantienen un interés en el campo de trabajo anterior, pero asumen roles diferentes.
“Aunque no podemos saber con certeza cómo será el inicio de nuestra jubilación, sí podemos prepararnos para que sea una buena experiencia. Es la última etapa y de nosotros depende, en parte, que sea gris o la mejor etapa de nuestra vida”, concluyó Bélen Duprez.