Acceso web El Tribuno:
www.eltribuno.com
Contacto:
Editor: Pablo Juarez
E-mail: pjuarez@eltribuno.com.ar
Teléfono: +54 387 4246200
Por cualquier consulta administrativa o referida al sitio, puede escribirnos a: contactoweb@eltribuno.com.ar
Director: Sergio Romero
Telefono: +54 0810 888 2582
Razón Social: Horizontes On Line SA.
Registro de propiedad intelectual: 69686832Domicilio: Av. Ex. Combatientes de Malvinas 3890 - CP (A4412BYA) Salta, Argentina.
Miguel Ragone junto a su nieto Fernando.
El dirigente pasaba fines de semana en la finca de su yerno y tenía una relación de igualdad con los campesinos. Recordarán al mandatario desaparecido con un acto en Cerrillos.
11 DE Marzo 2024 - 00:00
Un árbol de mangos que sigue explotando de frutos dulces cada verano es símbolo del legado vivo de Miguel Ragone para lo que queda de su familia, en su emblemática casa del pasaje Gabriel Puló 146.
El 11 de marzo de 1976, minutos después de las ocho de la mañana Ragone, gobernador de Salta hasta 1974, salió en su vehículo para ir a trabajar como todos los días, pero al llegar a la esquina lo interceptaron dos autos.
Entre varios hombres, lo redujeron y lo raptaron. Cómo lo asesinaron y qué hicieron con su cuerpo son preguntas para las que aún hoy, 48 años después, no hay respuestas claras.
Miguel Ragone gobernó Salta desde el 25 de mayo de 1973 y hasta el 23 de noviembre de 1974. Ese día, y en el contexto del avance de sectores de derecha tras la muerte de Juan Domingo Perón, la presidenta Isabel Martínez de Perón intervino la Provincia, que quedó a cargo de Jorge Mosquera.
Ragone volvió entonces a su vida de médico, pero no abandonó el objetivo de retomar la política en cuanto fuera posible. Sus asesinos lo sabían y ejecutaron el único plan que podía alejarlo para siempre de cualquier espacio de poder.
Hoy su familia lo recuerda, más allá de la figura del dirigente, como el hombre sencillo que dejaba ver sus ideas en las cosas cotidianas y que disfrutaba del campo de una manera especial.
"Para nosotros los mangos eran un símbolo de celebración, es el postre que siempre compraba mi abuelo. Después de un almuerzo en la casa del pasaje Puló, en 1975, él me pidió que plantara en el jardín las semillas de los dos que me acababa de comer. Fue lo que hice y, con el tiempo, nació un árbol que todavía nos llena de frutas cada enero y febrero", cuenta Fernando Pequeño, el primer nieto del gobernador desaparecido.
La vivienda cercana al Monumento a Güemes sigue siendo el centro de reunión y el lugar donde vive Clotilde, madre de Fernando Pequeño y la única mujer de los cuatro hijos de Ragone. "El ritual de almorzar juntos y servir mangos de postre sigue vivo y es como estar compartiendo con el abuelo", asegura Fernando.
En la vida de Pequeño, como en la del resto de la familia, hay un antes y después del secuestro. Hasta que mataron a su abuelo, su infancia transcurría entre frecuentes visitas al pasaje Puló y la finca "Los Pozos" de sus padres, cerca del parque Nacional El Rey. A esa casa de campo, los fines de semana llegaba Miguel Ragone con su esposa Clotilde y con bolsas cargadas de mangos y chocolate.
"Él disfrutaba de ese ambiente de una manera especial. Andaba a caballo conmigo, le gustaba la naturaleza, curaba a los campesinos y tenía con ellos una relación muy humana. Yo ni me daba cuenta de que nuestra familia era dueña de esa finca. Lo que él me mostraba era un vínculo horizontal con toda la gente", recuerda Pequeño.
Incluso ya estando al frente del Gobierno, acompañaba su yerno a repartir leña entre finqueros de la zona. "Una vez un capataz los maltrató porque habían descargado la caja en el lugar equivocado, pero él nunca le dijo quién era", recuerdan en la zona.
Ragone también estaba conectado con la ruralidad porque su padre era un inmigrante Italiano, de Salerno, zona de producción agrícola. Durante su juventud, el gobernador llegó a tener una granja en donde hoy está el barrio Limache.
A casi cinco décadas del secuestro y desaparición del gobernador de Salta, en su nieto comenzó a surgir la esperanza de impulsar un proyecto de bienestar social para comunidades campesinas y aborígenes. Cree que sería recuperar algo del espíritu del político que mejoró la vida de mucha gente como pudo en el poco tiempo que le dejaron ejercer el poder que le habían otorgado la democracia y el voto popular.
Cuando tuvo que empezar la escuela, Fernando Pequeño se mudó a la casa de sus abuelos en la capital y volvía a Los Pozos durante los fines de semana y las vacaciones. Sus memorias de niño lo remiten a los juegos que compartía con los hijos de los peones y las tareas de campo, como ordeñar vacas, en una época que en la zona era de prosperidad.
Tenía ocho años cuando secuestraron a Miguel Ragone. De lo que vivió en los años que seguirían, tiene recuerdos confusos. El silencio fue la única respuesta que encontró sobre la repentina desaparición de su abuelo, en una familia desgarrada.
"Me acuerdo de la mañana del 11 de marzo del `76, los llantos, la incertidumbre, el miedo Pero después, nada más. Nunca me explicaron qué había pasado, no sabía si estaba vivo o muerto. Lo único que sé es que me llevaron a la casa de mi abuela paterna y ahí me quedé. Fue un desmembramiento familiar absoluto y quedé huérfano de quien había sido como un gran padre para mí, a pesar de que tenía a mi papá biológico", asegura.
La recuperación de su propia historia comienza a partir de su adolescencia, con el regreso de la democracia. Explica que pudo empezar a comprender realmente quién había sido Miguel Ragone en los 2000, cuando se inician los juicios por los delitos de lesa humanidad que se habían cometido desde los 70.
Fernando Pequeño, en una nota con El Tribuno.
"Hasta entonces fue tal el silencio, que era difícil tener las ideas claras. Un día clave para mí fue cuando Néstor Kirchner ordenó descolgar el cuadro de Jorge Rafael Videla (del Colegio Militar)", relata.
De los hijos varones de Ragone, uno murió de cáncer y otro hoy no tiene contacto con el resto de la familia. Sí mantienen relación sus hijos Alfonso y Clotilde.
La viuda del gobernador, también llamada Clotilde, murió en enero de 2020, a los 98 años y sin saber dónde quedaron los restos de quien fue su esposo. El padre de Fernando Pequeño, yerno de Ragone, falleció en junio de 2021.
La casa de donde salió por última vez Miguel Ragone el 11 de marzo de 1976 recibió en 2010 la visita del entonces presidente Néstor Kirchner y se anunció el proyecto de convertirla en un museo para mantener viva la memoria.
Pero la iniciativa quedó en la nada y, en los últimos años, la familia tomó la decisión de vender la propiedad en algún momento. No saben la fecha y entienden que no será fácil pero creen que, quizás, eso ayude a cerrar algunas heridas abiertas hace 48 años.
Miguel Ragone era neurocirujano. Estudió medicina en la Universidad Nacional de Buenos Aires y fue uno de los discípulos del reconocido sanitarista Ramón Carrillo. Vivió en la Capital Federal en la época en que Juan Domingo Perón estaba exiliado y proscripto. En ese contexto, empezó a vincularse con la denominada resistencia peronista y con la política.
Ganó las elecciones provinciales en Salta un 11 de marzo de 1973, con más del 50 por ciento de los votos. Uno de sus principales objetivos al asumir fue desmantelar la estructura represiva.
Castigó a policías denunciados por apremios ilegales y separó a la cúpula de la fuerza de seguridad. Además, se destruyeron elementos de tortura que había en la jefatura de Policía.
"Hay que terminar con el anquilosamiento de quienes, en nombre de una falsa tradición que agitan con sentido político, han venido frustrando el desarrollo de Salta, queremos una tradición cuya vivencia pertenece a todos los salteños y que nunca puede ser parcialidad hereditaria de unos pocos", había dicho antes de asumir.
En sus primeros días de mandato viajó al norte provincial para visitar a comunidades aborígenes y ponerse al tanto de las necesidades más urgentes de la zona.
El espíritu transformador que mostró desde sus primeros días en el poder incomodó a sectores opositores y generó malestar a nivel nacional. La presidenta Isabel Martínez de Perón visitó Salta para un congreso eucarístico y distintas fuentes históricas señalan que no saludó al gobernador, pese a estar en el mismo palco.
Miguel Ragone tuvo que soportar embates del viejo sindicalismo e incluso le tomaron la casa de gobierno el 25 de septiembre de 1973, con el argumento de que no había ordenado poner la bandera a media asta por el asesinato del líder nacional de la CGT, José Ignacio Rucci, ocurrido en esa fecha en Buenos Aires.
Incluso su vicegobernador, Olivio Ríos, se le puso en contra y tomó medidas como exigir la renuncia de todos los ministros durante un viaje a Buenos Aires que había realizado Ragone.
Quien fuera su jefe de Policía, Rubén Fortuny, había sido asesinado frente a la plaza 9 de Julio en noviembre de 1973.
La intervención federal de su gobierno, en noviembre de 1974, parecía casi un final anunciado. Luego de verse obligado a abandonar el Ejecutivo recibió amenazas y algunos de sus colaboradores fueron secuestrados.
Ragone no escuchó a quienes le aconsejaban que se fuera de Salta para protegerse. Creía que escaparse era para los que habían hecho algo mal.
A principios de 1976, cuando lo secuestraron, los policías a los que él había castigado por uso ilegítimo de la fuerza estaban de nuevo en funciones, incluido el jefe de Inteligencia del organismo, Joaquín Guil.
El 11 de marzo de 1976, horas después de que lo secuestraran, el Peugeot 504 que conducía al salir de su casa fue hallado en las puertas de un frigorífico camino a La Merced, a la salida de Cerrillos. Pero su cuerpo nunca apareció.
Los comunicados oficiales de ese momento atribuían la desaparición de Ragone a acciones "extremistas y subversivas".
La mañana en que raptaron a Ragone, Catalino Arredes, el almacenero del barrio, salió a ver qué pasaba y los secuestradores le dispararon para que no quedaran testigos. Los captores también hirieron a Margarita Martínez de Leal, quien trabajaba en una empresa en la zona.
En octubre de 2011, más de 35 años después, la Justicia Federal condenó por el crimen a Carlos Alberto Mulhall, exjefe de la guarnición local del Ejército; Miguel Gentil, exjefe de la Policía de Salta y a Joaquín Gil, exjefe de seguridad de la Policía. A los tres los sentenciaron a prisión perpetua.
Héctor Zanetto, exvocero de la Triple A, recibió una pena de ocho años y el expolicía Andrés del Valle Soraire también fue condenado a perpetua. Además, les dieron penas de dos años de prisión los ex policías Rubén Nelson Herrera y Pedro Javier Herrera
Para el exjuez federal de Salta Ricardo Lona, fallecido en 2022, dictaron una condena de 15 años. Consideraron que sus actuaciones y omisiones obstaculizaron la investigación de lo sucedido con Ragone.
Hoy desde las 10 se realizará un acto en homenaje a Miguel Ragone en Cerrillos, municipio donde encontraron el auto del gobernador el mismo día de su secuestro. Con la participación del Ateneo Miguel Ragone, la convocatoria se caracterizará por la presencia de las banderas de la diversidad sexual y la que simboliza la defensa de los derechos de las comunidades aborígenes.
Desde las 17, en tanto, habrá otro acto en la avenida del Bicentenario de la Batalla de Salta y pasaje Antonio Cornejo, donde está el busto de Miguel Ragone, organizado por la Mesa de Derechos Humanos de Salta y la Asociación Miguel Ragone.
Fernando Pequeño tiene 55 años, la misma edad que tenía su abuelo Miguel Ragone cuando lo asesinaron. Luego de un profundo proceso personal que le permitió resignificar todo lo que le pasó desde 1976, decidió trabajar para retomar algunas de las banderas del gobernador desaparecido.
Su primera meta es la recuperación de las economías que vio florecer en su infancia en el departamento de Anta.
"Quiero revigorizar un proceso que pareciera aplastado para siempre, con la expulsión de campesinos y pequeños finqueros por el avance de la soja. Mi sueño es ver esa sociedad que se sostenía, que se sanaba. Quiero reconstruir ese mundo que vi en mi infancia", describió.
En la finca donde pasó sus primeros años y compartió el amor por la naturaleza con su abuelo, proyecta destinar una parcela a un proyecto de turismo rural.
También apunta a la creación de fiscalías ambientales especializadas.
Para poner en marcha estas iniciativas, está avanzando con profesionales del IPAF (Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar ) del INTA e integrantes de Parques Nacionales.
"Hemos elaborado proyectos para estudiar las formas de producción en la zona. Parques nacionales otorgó subsidios para la conservación y desarrollo de esas regiones, ya que ahí están los parques nacionales El Rey y Calilegua, además de la reserva nacional Pizarro", detalló.
También se está avanzando en la constitución de una mesa que integre al campesinado local para vigorizar las economías de subsistencia en el departamento.
Otra punta del proyecto tiene que ver con generar espacios de atención para personas con problemas de salud mental.
"Son ideas que tienen que ver con el modelo de provincia que soñaba mi abuelo", dijo Fernando Pequeño.
El nieto de Ragone cuenta que dejó de ir durante varios años a la finca familiar y que, cuando volvió, cerca de los noventa, muchas de las familias que conoció en su infancia se habían ido por una transformación productiva que las dejó afuera del sistema.
"Después de que matan a mi abuelo, viene una descomposición social y económica. Hoy estoy involucrado en un proyecto que no se trata solamente de lo productivo o la conservación de la tierra, sino casi de un modelo de restitución en lo político", afirmó.