Acceso web El Tribuno:
www.eltribuno.com
Contacto:
Editor: Pablo Juarez
E-mail: pjuarez@eltribuno.com.ar
Teléfono: +54 387 4246200
Por cualquier consulta administrativa o referida al sitio, puede escribirnos a: contactoweb@eltribuno.com.ar
Director: Sergio Romero
Telefono: +54 0810 888 2582
Razón Social: Horizontes On Line SA.
Registro de propiedad intelectual: 69686832Domicilio: Av. Ex. Combatientes de Malvinas 3890 - CP (A4412BYA) Salta, Argentina.
El Presidente habla en la cumbre Europa Viva 24, organizada por Vox. Es ovacionado por una multitud de militantes y dirigentes de ultraderecha.
19 DE Mayo 2024 - 08:54
MADRID.- No solo flamean banderas españolas, de todos los tamaños, en la cumbre Europa Viva 24 que se celebra hoy en la capital española, un evento organizado por la formación de ultraderecha Vox que convocó a líderes de todo el mundo y al presidente Javier Milei. Las banderas y camisetas argentinas también están presentes en este encuentro donde el mandatario y líder de La Libertad Avanza es el orador extranjero principal y el más aclamado. “Nuestras ideas merecen ser defendidas del maldito y cancerígeno socialismo”, dijo. Marie Le Pen también estuvo presente en el encuentro; Giorgia Meloni y Viktor Orban se conectaron a través de una videollamada. Mensajes de respaldo a Donald Trump y a Benjamin Netanyahu.
Santiago Abascal, líder de Vox, ingresó en la arena del predio ovacionado por los presentes a las 11.30 hora española. Una cámara, desde una grúa, seguía el acceso de la máxima figura del evento, mientras dos pantallas gigantes transmitían estos pasos hacia el escenario. Después de saludar al público, Abascal descendió para abrazar a otras personalidades del Vox, y tomó su asiento para seguir de cerca de las 13 intervenciones de líderes. La última de ellas, antes del discurso final de Vox, se reservó para Milei, envuelto en una escalada retórica con el presidente Pedro Sánchez.
Abascal subió al escenario para recibir a Milei a las 13.37 hora española. El Presidente cantó “Panic Show” y repitió su famoso lema “¡Viva la libertad, carajo!”. El público le dio la bienvenida gritando “Argentina, Argentina, Argentina”. “Cuando empecé a dar esta batalla cultural estaba más solo que en el día de la madre y uno de los pocos que me abrazó fue Santiago. Mirá Santiago dónde hemos llegado y cuánto tenemos por delante”.
Noemí Díaz, argentina, vive en España desde hace 8 años. Se marchó cansada de la situación política y económica del país. “¿Qué mirás bobo?”, rezaba su camiseta, look que acompañaba con una vincha. Desde su sitio en la platea logró ubicar una amplia bandera argentina: “Yo lo he visto a Milei antes de que fuese político, en la Argentina. Lo amo. Quisiera besarlo. Gracias por darme esperanza”, dijo la mujer que se trasladó desde Orihuela, en Alicante, para acudir al evento en la capital española.
“Milei es para nosotros un ejemplo de la revolución que supone un sistema de ideas, de esperanza, de trabajo, de la renovación de la sociedad frente a la decadencia del país. Gracias a Milei tenemos la esperanza de que se puede conseguir ese modelo”, decía la concejal de Vox Nieva Machín Oses. Daniel Martín, también concejal de Vox del Ayuntamiento de Móstoles”, respaladaba a su colega. No nos sorprende porque la actitud del Presidente siempre ha sido combativa con aquellos que defienden nuestras ideas. Para nosotros, Milei es un faro”.
El primer orador del evento fue José Antonio Ortega Lara, fundador de Vox, quien brindó un discurso breve donde llamó a terminar con los “separatistas, golpistas, terroristas e independentistas”. El chileno José Antonio Kast, líder del Partido Republicano de Chile, pronunció un discurso duro contra Gabriel Boric (“es un travesti político”), eligió a Milei: “Estuvo en este mismo escenario cuando todavía no era tan conocido y desde aquí nos sorprendió con su fuerza y con su claro grito de «¡Viva libertad, carajo!»”. Roger Severino, vicepresidente de la Heritage Foundation, quien viajó desde los Estados Unidos al evento, alertó sobre “lo que le está pasando al presidente Donald Trump en Nueva York (…) porque los zurdos intentan convencer al jurado de algo que no ha hecho”.
Al promediar el evento, una hora después de su inicio, subió al escenario Jorge Buxadé, candidato de Vox a la presidencia del Parlamento Europeo en las elecciones que se celebran el próximo 9 de junio: “El futuro es de los patriotas. El futuro es nuestro”. Marine Le Pen, diputada nacional de Francia y presidenta de Agrupación Nacional, fue una de las oradoras más ovacionadas. En su discurso disparó contra las políticas migratorias tolerantes hacia la migración: “Cada país puede abrir las puertas a la inmigración que desee, pero no nos pueden imponer a los demás que hagamos lo mismo”. Amichai Chikli, ministro israelí de la Diáspora y lucha contra el antisemitismo, agradeció el respaldo brindado por Vox al gobierno de Netanyahu. Mateusz Morawiecki, ex primer ministro de Polonia, desde Varsovia, y Viktor Orban, primer ministro de Hungría, elogiaron a Abascal en sus discursos en un mensaje grabado. Giorgia Meloni, la premier italiana, destacó en un mensaje en vivo: “Estoy orgullosa del trabajo que hemos realizado en los últimos meses pudiendo dar un cambio a las políticas migratorias. No más fronteras abiertas. Una migración que solo puede ser legal con acuerdo con terceros países”.
La capacidad de 14 mil personas del Palacio Vistalegre, en las afueras de Madrid, estaba colmada. Para asistir al evento se debía obtener una entrada, gratuita, en la página oficial de Vox y tras registrar los datos personales era posible dejar una donación para la formación. Niños con pochoclos, adultos con cervezas o cafés, el clima dentro del predio era de euforia. Antes del comienzo del evento, para animar al público, sonaba rock en español (“Devuélveme a mi chica”, de Hombres G, y “Mil calles llevan hacia ti”, de La Guardia, entre otras) y “Que viva España”, de Manolo Escobar. También se transmitían fragmentos de entrevistas y discursos que había brindado Abascal. También, cuando aparecía en pantalla la imagen del presidente Pedro Sánchez, los abucheos colmaban la sala.
La Nación