Milei llegó poco después de las 9, acompañado de su gabinete. Entró a la Casa Rosada, tomó el bastón de mando y la banda presidencial, y recorrió la cuadra que lo separaba de la catedral.

Su escolta personal fue la vicepresidenta Victoria Villarruel, quien lo tomó por el brazo y lo acompañó hasta entrar a la iglesia. En esa primera fila se encontraban algunas de las principales espadas gubernamentales, como Martín Menem.

El camino del libertario por el pasillo de la Catedral incluyó a varios privilegiados más. Quienes recibieron el saludo fueron el ministro de Salud, Mario Russo; el secretario de Medios, Eduardo Serenellini; el de Legal y Técnica, Javier Herrera Bravo; y el diputado José Luis Espert junto a su mujer.

La ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, fue una de las que recibió un cálido abrazo. El que fue completamente ignorado fue el cuestionado jefe de Gabinete Nicolás Posse, cuya salida se viene rumoreando en las últimas horas. Milei le pasó por al lado y no lo saludó. Ni siquiera lo miró.