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El ex tenista, que fue número 1 del mundo ATP, recibió un doctorado y dio lecciones del tenis en la vida en Estados Unidos. “Los mejores no lo son porque ganan todos los puntos, sino porque aprendieron a perder”, señaló.
12 DE Junio 2024 - 00:04
Los graduados de la clase 2024 del Dartmouth College en Estados Unidos vivieron una ceremonia inolvidable tras la presencia del legendario tenista Roger Federer, quien les dirigió un emotivo discurso al recibir el título honorífico de Doctor en Letras Humanas por su destacada labor filantrópica. Entre los graduados se encontraba Isabella, hija de Tony Godsick, socio comercial y agente de Federer.
La ceremonia fue transmitida en vivo por YouTube permitiendo que las sabias palabras de Federer puedan ser escuchadas por millones de personas en el mundo. En su discurso, Federer compartió tres valiosas lecciones de tenis aplicables a la vida, inspirando a los jóvenes presentes.
Federer confesó que dejó la escuela a los 16 años para dedicarse al tenis y que nunca asistió a la universidad. "Dejé la escuela a los 16 años para jugar al tenis, así que nunca fui a la universidad. Pero me gradué hace poco y ahora dicen: ‘Roger Federer se retiró’. Esa palabra es horrible. No dirían que se retiran de la Universidad, ¿verdad?", reflexionó.
Federer explicó que la idea de jugar sin esfuerzo es un mito. "La gente decía como un elogio que mi juego era sin esfuerzo. Pero solía frustrarme cuando decían que apenas sudaba. Tuve que trabajar muy duro para que pareciera fácil. Pasé años quejándome, insultando y lanzando mi raqueta antes de aprender a mantener la calma". Añadió que todo el mundo puede jugar bien las dos primeras horas, pero cuando las piernas flaquean y la mente divaga, es cuando se pone a prueba la verdadera disciplina. "Así que empecé a entrenar más duro. Mucho más", señaló.
"Ganar sin esfuerzo es el mayor logro, pero yo había estado trabajando duro cuando nadie estaba mirando. No llegué donde llegué sólo por mi talento. Llegué allí tratando de superar a mis oponentes -explicó. Creía en mí mismo. Pero esa creencia hay que ganársela”, dijo.
El poder de la resiliencia tras las derrotas fue otro punto clave de su discurso. "Cuando tu juego funciona, ganar es relativamente fácil. Pero hay días en los que te sentís destrozado, te duele la espalda, la rodilla o quizá estás asustado, pero aún así encontrás la manera de ganar. Y esas son las victorias de las que podemos estar más orgullosos". Federer destacó que el talento no es solo un don, sino también tener agallas, disciplina, paciencia y confianza en uno mismo.
“Juegues a lo que juegues en la vida, a veces vas a perder. Es una montaña rusa con muchos altibajos. Y es natural, cuando estás abajo, dudar de vos mismo. Sentir lástima por vos. Pero la energía negativa es energía desperdiciada. Y el signo de un campeón es convertirte en un maestro de la superación de los momentos difíciles. Los mejores no lo son porque ganan todos los puntos sino porque saben que perderán una y otra vez y han aprendido a lidiar con ello”, sentenció.
"La vida es más grande que una cancha de tenis", afirmó Federer, explicando que, a pesar de su éxito en el tenis, siempre valoró una vida gratificante llena de viajes, cultura, amistades y familia.
Y así la explicó: “Trabajé mucho, aprendí mucho y corrí muchos kilómetros en ese pequeño espacio, pero el mundo es mucho más grande. Incluso cuando estaba entre los cinco mejores, para mí era importante tener una vida gratificante, llena de viajes, cultura, amistades y, sobre todo, familia. Nunca abandoné mis raíces, pero tampoco perdí mi apetito por ver este mundo tan grande. Quizá por eso nunca me quemé”.
Motivado por su madre sudafricana, fundó una organización para empoderar a los niños a través de la educación. "La educación infantil es algo que damos por sentado en Suiza, pero en el África subsahariana el 75% de los niños no tienen acceso a la educación preescolar. Hemos ayudado a casi 3 millones de niños a recibir una educación de calidad y hemos contribuido a formar a más de 55.000 profesores".
Antes de recibir una ovación de pie, Federer concluyó con consejos finales: "Elijan el partido que elijan, den lo mejor. Vayan por sus tiros. Jueguen libremente. Intenten todo. Y, sobre todo, sean amables con el otro y diviértanse".
El inspirador discurso de Roger Federer no solo dejó una marca indeleble en los graduados de Dartmouth, sino que también resonará en todos aquellos que busquen aplicar estas valiosas lecciones de vida y perseverancia.