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Ceferino Reato presentará en Salta este jueves, a las 19, su último libro, “Padre Mugica”, en la confitería Teuco, ubicada en Caseros 511.
13 DE Agosto 2024 - 22:25
El padre Carlos Mugica fue una figura controversial desde cualquier ángulo que se lo mire. Ceferino Reato sostiene que entender su vida, sus decisiones, errores y aciertos, ayuda a comprender el proceso histórico que vivió la Argentina en los sesenta y setenta.
Una vez más, el periodista Reato logra atrapar al lector en cada página en la que expone la vida del primer cura villero y pone toda su tónica periodística en las hipótesis sobre el asesinato de Mugica, ocurrido hace 50 años.
Reato presentará en Salta este jueves, a las 19, su último libro, “Padre Mugica”, en la confitería Teuco, ubicada en Caseros 511. Antes, tuvo una extensa entrevista con El Tribuno en la que dio detalles de la obra que publicó editorial Planeta.
En realidad, la idea se le ocurrió a un editor de Planeta. Yo siempre publiqué con Sudamericana. Pero bueno, la idea era escribir sobre el asesinato del padre Mugica, ahora que se cumplían 50 años del mismo. Yo no me había acordado de eso, pero bueno, el cincuentenario del asesinato reavivó el interés sobre este cura tan particular. Era un cura muy famoso en su época. En los 60, los 70, la televisión abierta tenía mucho rating y los canales tenían su programa político. Por lo tanto, él, como era muy carismático, muy apasionado y tenía pinta de galán, daba muy bien en cámara y decía cosas muy fuertes, provocaba polémicas. Y por eso los periodistas los llamaban. Y él se hizo muy conocido gracias a la televisión, la radio y los diarios, porque tenía mucha energía y escribía y hablaba todo el tiempo. Él nació y creció en un ambiente de la elite porteña, pertenecía al patriciado porteño, el papá era escribano, abogado famoso, político, conservador; la mamá, hija y nieta de terratenientes del Litoral y de la Provincia de Buenos Aires, él fue una especie de privilegiado. Y como su papá y como su mamá fue antiperonista, hasta que entró al seminario y después vio la realidad de los pobres, se hizo cura. En fin, era un personaje muy atractivo por la historia de vida. Cuando entendí que esa persona que seguía despertando pasiones también podía ayudarme y ayudarnos a comprender qué había pasado en los 60 y los 70, ahí dije, bueno, este puede ser un libro interesante de investigar y de escribir. Y creo que para mí lo fue porque, como te dije, es una persona que nos ayuda a entender qué pasó en los 60 y 70.
Uno de los grandes interrogantes para mí era cómo tantos jóvenes de clase media alta y alta de hogares antiperonistas, conservadores, gorilas, como dicen, se hicieron peronistas y casi simultáneamente guerrilleros. ¿Cómo fue eso a mediados de los 60? ¿Por qué? Y creo que Mugica nos da la explicación de por qué.
Ceferino Reato, periodista.
Padre Mugica. Día del Padre. pic.twitter.com/kBWAp16XzQ
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¿Y por qué?
Yo creo que a partir del 55, la política local no le encuentra la vuelta al peronismo. ¿Qué hacer con el peronismo? Intentaron proscribirlo, dejarlo a Perón en el exilio, pero los sucesivos fracasos de los gobiernos militares y civiles que se sucedieron estallaron en la segunda década del 60, después de la asunción al gobierno del general Onganía, y se mezclaron con un deseo de cambio muy fuerte que existía no solo en nuestra sociedad, sino también en el mundo. La década del 60 es una década de cambio, con el protagonismo de la juventud, algo que nunca había ocurrido en la historia. O sea, los jóvenes estaban llamados a hacer el cambio de una sociedad que era demasiado conservadora, demasiado capitalista, demasiado consumista, y en el caso de la Iglesia y de los curas, pecadora. Y ahí todo eso, en nuestro país, se combina con el tema de la proscripción del peronismo, y ese atractivo que tiene sobre estos jóvenes movilizados la figura de Perón, que ya está en el exilio, que no puede volver, pero que es una persona que los interroga y dice, ¿por qué este tipo estará en el exilio? Se mezcla todo. Perón también se reposiciona, ya deja de lado ese lenguaje militarista por el cual muchos lo consideraban más vecino al fascismo que a otra cosa y adopta una postura socialista a tono con esos tiempos. Y hay un enamoramiento entre esos jóvenes que descontentos con lo que pasaba en el país llegan a la conclusión de que hay que cambiar esta sociedad y el viejo líder exiliado que les dice si “yo soy de eso, yo creo en el socialismo creo en un socialismo ambiguo” pero que en ese momento se fusionan. Surge Montoneros y Perón le da mucho aire a Montoneros, a la guerrilla,
Los jóvenes estaban llamados a hacer el cambio de una sociedad que era demasiado conservadora, demasiado capitalista, demasiado consumista,
También vemos con Mugica que un sector de la iglesia, el sector más progresista, que no eran pocos eran muchos, y el rostro más visible era Mugica, le da aire también a la guerrilla. Yo relato como en los campamentos organizados por los curas, en el caso de Mugica lleva a una serie de jóvenes del Colegio Nacional de acá de Buenos Aires, entre ellos a Firmenich, a Carlos Ramos, al norte de Santa Fe a unos poblados muy pobre Tartagal, pero el santafesino. Y ahí es donde Mugica le dice miren “no hay otra salida que las armas”. Y estos son jóvenes de cuarto o quinto año del colegio secundario que después van a ser los jefes montoneros. Luego entre Mugica, Firmenich y los jefes montoneros hay algunos distanciamientos hasta el 73, pero una cuestión ambigua Después ya cuando vuelve Perón y aclara que no es el líder socialista que los jóvenes buscaban y los jóvenes se dan cuenta de eso, hay un desencuentro una gran pelea y Mugica se queda del lado de Perón porque a este paso ya se había hecho muy peronista. Pero todo ese caldo que es difícil de comprender desde afuera, me parece que desde recorriendo la vida de Mugica queda un poco más claro. Teniendo en cuenta todo ese contexto global de cambio, esa radicalización de la juventud, pero ese surgimiento de la juventud como actor político no sólo en la Argentina sino también en otros países, qué decir de Francia, Estados Unidos, Cuba. Esto es lo que lo que más me atrajo del libro es como a partir de una persona muy conocida, polémica, auténtico aún en sus errores, apasionado, podemos ver qué es lo que le pasó a tantos jóvenes.
Mugica se queda del lado de Perón porque a este paso ya se había hecho muy peronista.
Padre Mugica. Día del Padre. pic.twitter.com/UQbk3dmU93
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En un lugar central porque nosotros ya vimos que la un sector de la Iglesia católica fue muy importante para los militares, la última dictadura militar pero también la de Onganía abrevó en un sector de la Iglesia católica muy notable. Eso ya es vox populi hasta la propia iglesia católica lo reconoce. El tema de que haya sido tan decisivo este sector de los curas progresistas del llamado Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo que Mugica integró, obviamente eso no estaba tan claro y era una cosa que se decía pero no se sabía la dimensión. Yo creo que a partir de este libro se sabe que el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo era muy importante, tenía muchos miembros. Ahi hago un análisis en base a otros estudios también, pero ese movimiento fue importante y fue una respuesta también a los cambios que venían desde Roma, Concilio Vaticano II, y que se irradiaron en todo el mundo, en todo el continente. Ahí surge en la Argentina la respuesta que es el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, que en un momento tenía unos 524 integrantes, casi el 9 por ciento del total de curas y religiosos. Pero que si vos dejás de lado los religiosos que están en los monasterios y tomás los curas que llevan adelante su parroquia , los que tiene entre los 25 y 42 años, el número de Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo salta a casi el 30 por ciento, decir eran muchos. Ellos fueron decisivos en el armado de los grupos guerrilleros. Montoneros no hubiera existido sin el aliento de este sector de la Iglesia católica, parece fuerte decirlo pero la verdad que ya es historia. En la medida que nosotros nos digamos las cosas me parece vamos a poder dejar esto de los 70s afuera.
El año pasado la Iglesia católica, a través de la UCA, sacó tres tomos muy grandes, muy voluminosos sobre la iglesia y la violencia de los 60 y los 70. Este tema de la influencia del ala progresista en las guerrillas, concretamente Montoneros es un tema que les costó tocar. Es mucho más fácil para ellos, la otra cara la otra de la violencia, que eran los curas más conservadores o integristas y su apoyo a los militares del de la última dictadura.
Ellos fueron decisivos en el armado de los grupos guerrilleros. Montoneros no hubiera existido sin el aliento de este sector de la Iglesia católica,
En el verano de 1966 ocurre el mayor acercamiento de Mugica con la lucha armada y es cuando se concreta este campamento, que era una de las maneras que tenían los curas de evangelizar, de demostrarle a los jóvenes de la ciudad, que ellos podían estar bien pero que había otros sectores de la sociedad que la estaban pasando mal.
Después él se va a Europa, conoce a Perón, se hace muy peronista y la relación con lo que sería “proto” Montoneros, con los grupos guerrilleros que ya van perfilándose hacia la lucha armada se enfría un poco. Queda en esa situación de que él cada tanto tenía sus declaraciones muy duras y polémicas por ejemplo: “El socialismo es el régimen que más se parece a cómo vivían los cristianos primitivos”... Cuestiones muy escandalosas y que provocaban mucha polémica hasta que en el 73, Perón vuelve y ahí sí se produce el quiebre con los Montoneros, primero con el asesinato de Rucci. Mugica se queda del lado de Perón y ahí se pelea fuertemente con la cúpula de Montoneros, con Firmenich en primer lugar. Él fue asesinado el 11 de mayo del 74, en el gobierno de Juan Perón, en momentos en que Montoneros atravesaba una grave ruptura, que había dado origen a la Juventud Peronista Lealtad y él fue uno de los promotores de eso. Por eso las primeras sospechas sobre los asesinos recayó sobre Montoneros, además porque aparecen un montón de testigos diciendo: “si a mí el cura habló conmigo y me dijo que estaba amenazado por Montoneros”. Si bien él también se llevaba mal con López Rega, era una persona de mucho carácter y además acostumbrado a hacer y decir lo que quería. No en vano viene de un sector importante de la elite, era una persona que se conducía en la vida con mucha independencia y autonomía. Al principio, el comentario es Montoneros pudo haberlo matado, pero la verdad nadie investigó demasiado y el nombre de la Triple A recién aparece en 1984, ya con la democracia. Aparece un preso en el sur que dice “si yo estuve ahí y lo maté”. Era un preso que lo único que quería era ser trasladado de Neuquén a Villa Devoto, en fin un impostor. Y así sigue a la causa, va y viene, cuando hay algún impulso político o alguna necesidad la suben, después la bajan. En el 2006 la toma Oyarbide y después de un trabajo bastante paciente que le insumió varios años va editando los testimonios que había hasta llegar a una persona que se desdice de lo que venía diciendo desde hace 37 años. En el 2011 dice: “Yo todo lo que dije antes lo dije por temor… lo mató”. Y da el nombre de una persona de apellido Almirón que era uno de los esbirros y custodios de López Rega pero también de Perón. Entonces, él dictamina que lo mató la Triple A. Oyarbide salva a Perón, dijo que no encontré nada que tuviera que ver. En cambio dentro de las causas de la Triple A, él intentó extraditar a Isabel Perón que vivía en España, pero se lo niegan. En este caso es uno de los asesinatos que se le atribuye a la Triple A más extraño, porque daría lugar a que López Rega habría ordenado el asesinato de Mugica, a pesar de que Mugica era uno de los principales defensores de Perón. Y sin temer que Perón lo castigara por eso.
Por lo tanto no hay mucha lógica en eso, pero también es cierto que yo no encontré ninguna prueba de quiénes habrían sido los asesinos del lado de Montoneros, si efectivamente lo fueron. No es como en el caso de Operación Traviata, donde yo encontré bien quiénes habían sido los integrantes del pelotón del atentado. En este caso no, entonces yo lo dejo abierto y pongo todos los indicios a favor de una u otra hipótesis, si lo mataron los Montoneros o lo mató la Triple A. Pero en todo caso es también el “sino” de nuestra historia. La tragedia está siempre a un paso de convertirse en farsa. Fijate que peronista era la víctima y peronista eran también los victimarios, hayan sido Montoneros o la Triple A, todos peronistas. Es una característica muy extraña de lo que nos pasa.
Padre Mugica. Día del Padre. pic.twitter.com/2onaaUHavp
— Ceferino Reato (@ceferinoreato) June 12, 2024
Claro, pero es como una característica nuestra, son todos peronistas, pero se odian tanto que son capaces de matarse los unos a los otros. A algunos de acá no les gustó mucho esa idea, pero la verdad es que Mugica era un peronista, los Montoneros se consideraban peronistas y la Triple A, también. Esa hipótesis de la Triple A la discuto fuertemente, pero yo le dedico dos capítulos porque me interesa ver también cómo el kirchnerismo también en su momento dedicó muchos recursos a producir desde la Justicia las verdades históricas que más les interesaba. Porque obviamente ellos lo que hacen en el relato histórico es amigar a Mugica con los Montoneros y considerarlo a Mugica una especie de santo protector de lo que sería la izquierda nacional o el progresismo nacional. ES una construcción artificial, histórica. Él terminó muy peleado con los Montoneros, eso es verdad. Los Montoneros terminaban muy peleados con él también. Tanto es así quel, según el propio Mugica, y hay muchos testimonios que eso cito, entre ellos Antonio Cafiero, pero también Jacobo Timerman, el dueño de la Opinión, él temía por su vida y tenía de amenazas de Firmenich, de su examigo.
Yo creo que encontrar un culpable como la Triple A fue muy interesante para mucha gente, no solo para la kirchnerista, porque la Triple A ya queda desdibujada o López Rega como una persona que está fuera del peronismo. Una persona loca, esotérica, que no es realmente un peronista, sino que está fuera. Y atribuirle el crimen a una persona que estaba loca, que hacía brujería y demás, te deja un poco tranquilo, ¿no? Me parece entonces que muchos quisieron creer esa verdad conveniente en el peronismo, que haya sido la triple A. También me parece que el kirchnerismo tuvo el aval de un sector de la Iglesia, concretamente de los curas villeros. Y acá me detengo en esto. Yo pensé que este libro me iba a enemistar fuertemente con un sector de la iglesia, que no le iba a gustar a la iglesia. Y me llevé una sorpresa, porque el Jueves Santo, en la misa al clero, el nuevo arzobispo Jorge García Cuerva dijo lo siguiente: “Vamos a recordar al padre Carlos Mugica, a los 50 años de su muerte. El padre Carlos es uno de los nuestros, con sus luces y sus sombras, como todos. Pero vamos a recordarlo de manera de evitar que sea secuestrado por alineamientos políticos partidarios”. Y ahí digo, ¿qué pasará acá? El resultado es que las conmemoraciones por los 50 años fueron mucho más tranquilas y menos politizadas que otros aniversarios anteriores. Ya no hubo cantos de La Cámpora en la iglesia donde lo mataron. Fue todo mucho más tranquilo y los curas villeros aceptaron esa nueva situación. Creo que a la Iglesia le cayó bien esto de que se contara toda la verdad del padre Mugica. Yo creo que es una persona muy auténtica, aún en sus errores, pero que claro, en su vida sacerdotal, cometió muchos excesos. Por ejemplo, su alineamiento político desde el púlpito. Eso no está bien visto y es improcedente. O su conducta con los chicos, especialmente con las chicas de su edad. Es una conducta muy desenvuelta, muy moderna. Él siempre estuvo a favor de mantener el celibato, si bien se le inventaron muchos romances y demás. Pero era una conducta, que yo señalo en algunas cosas, de dormir en la misma habitación con alguna chica y demás, que eso los curas no se permiten hacer.
Claro, por su manera de ser muy franca, por su manera de ser también muy segura de sí mismo, una seguridad de clase. Además porque era muy simpático, era muy atractivo y parecía un galán de cine. Entonces tenía un montón de chicas, muchas de su mismo sector social, que de repente aparecían ayudando en la Villa 31. Claro, porque me olvidé de decir que la Villa 31 fue el gran lugar de su acción pastoral. Eso es muy importante. Por eso es considerado un emblema o el primer cura villero. Pero me parece que esa idea de plantearlo tal como era lo hace más grande, pero además en la Iglesia eso gustó, porque fue una figura polémica también dentro de la Iglesia, en el sentido de que hay cosas que los curas no pueden hacer. Los curas tienen que guardar ciertas formas. Eso es muy importante. Y entonces a muchos les molestaba, me di cuenta en la Iglesia, que se exhibiera sólo una parte del Padre Mugica, una parte como construirlo como un mártir, cosa que no parece ser esa la cuestión, pero es la cuestión del martirio, una cuestión que no me voy a meter. Entonces yo veo que los curas villeros hoy están más institucionalizados que hasta la llegada del nuevo arzobispo. Y eso es un cambio importante, porque es un cambio que viene del Vaticano. García Cuerva es hombre de Francisco, obviamente, y toda la Iglesia está siendo modelada de acuerdo a lo que Francisco piensa. Francisco con el Padre Mugica tuvieron una relación de mucho respeto, pero no muy cercana, no se conocieron, y me parece que el libro viene a dar una visión más general de lo que fue Mugica. Yo lo rescato mucho, porque una persona que teniendo una vida tan cómoda haya decidido cambiar eso por una vida de mucho sacrificio en favor de los pobres. Cometió muchos errores, pero creo que hoy podemos aprender de esos errores. Como dijo García Cuerva, con luces y sombras.
Entonces yo veo que los curas villeros hoy están más institucionalizados que hasta la llegada del nuevo arzobispo.
Padre Mugica. Día del Padre. pic.twitter.com/9WCezWKAft
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Yo creo que fue un cura que quiso ser cura, que le gustaba ser cura, que prefirió ser cura a cualquier otra cosa, pudiéndolo ser, y que tenía un auténtico amor por los demás, en especial por los más pobres. Que fue muy apasionado y cometió muchos errores, que le dio mucho hilo a los jóvenes, y luego, gracias a él y a otros curas, tomaron las armas, y que eso fue un error, y que él lo vivió como un error. Pero que al final de su vida, con su propia vida pagó esas equivocaciones. Él quedó en el centro de una violencia, a la cual él también ayudó a originar.
Fue muy apasionado y cometió muchos errores, que le dio mucho hilo a los jóvenes, y luego, gracias a él y a otros curas, tomaron las armas, y que eso fue un error, y que él lo vivió como un error.
Es tremendo eso, porque uno diría, bueno, está muy bien, cada gobierno tiene que tener un discurso, ¿verdad? Y el discurso está arraigado en el pasado, y vos volvés a interpretar, desde tus intereses, deseos, valores, objetivos, el pasado. Pero dedicar tanto tiempo de jueces, fiscales, si no es uno, si no son varios, de varias revisiones, tanto recurso de la Justicia a enderezar una situación histórica, reconciliar a unos con otros, a forzar un resultado de algo que ya pasó y que no va a ser modificado, bueno, todo eso me parece ya un exceso.