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La fiesta central en honor a la Virgen de Urkupiña tendrá lugar en la parroquia Nuestra Señora del Pilar (Mitre 1.414), a partir de las 10, y luego se trasladará al Campo Histórico de la Cruz a las 17.30.
15 DE Agosto 2024 - 08:26
Hoy se realizó la tradicional chaya de autos en la Iglesia Nuestra Señora del Pilar, ubicada en Mitre al 1.400 . La chayar es un ritual que se realiza para agradecer a la Madre Tierra por los frutos que brinda. También, para bendecir a los bienes materiales y pedir por un próspero futuro. Se encomiendan, además, herramientas de trabajo, propiedades, negocios, etc. Según la costumbre, los automóviles son adornados con aguayos y billetes. Como todo los años gente de toda la provincia e incluso de otras dijeron presente para participar de la ceremonia.
La veneración a la Virgen de Urkupiña se ha convertido en la última década en una de las manifestaciones religiosas más populares de Salta. Se trata de una festividad que se celebra del 14 al 16 de agosto en Quillacollo (Bolivia), provincia importante de Cochabamba, donde según la tradición la Virgen se apareció a una pastorcita.
Salta, por su condición de provincia limítrofe, recibió una fuerte afluencia de inmigrantes bolivianos que influyeron decididamente en la conformación de nuevas modalidades de comercio, como los mercados de pulgas, las ferias americanas, la venta de comida callejera, etcétera. En algunos casos adoptaron como propias estas costumbres. Lo mismo sucede con la gastronomía, la música, la danza, el lenguaje y, en muchos casos, la moda.
Hoy también es el Día de la Asunción de María. El papa Francisco explicó oportunamente que “Dios es alegría, no sufrimiento”. La solemnidad de la Asunción de la Virgen a los cielos, es una fiesta en el Vaticano y en muchos países del mundo.
Una de las manifestaciones más fuertes de esta influencia cultural se ve reflejada en la devoción por la popular Virgen de Urkupiña. Hasta hace poco menos de una década esta veneración era casi cerrada y privativa de las comunidades bolivianas residentes en Salta. Pero poco a poco el fervor religioso por la imagen fue sumando fieles que hoy pueden contarse por miles, y que tornan a la típica creencia andina en una de las más notables de la provincia, junto a Sumalao, la Virgen de la Peña o el Perpetuo Socorro.
Si bien la fiesta central tiene lugar del 14 al 16 de agosto, las manifestaciones se extienden a lo largo de todo el mes y, en algunos casos, se prolongan hasta octubre debido a las fraternidades que, una tras otra, organizan los festejos y desfiles en los diferentes barrios de la ciudad y localidades del interior.
Las peregrinaciones con la sagrada imagen son acompañadas, en muchos casos, por la danza de caporales, tobas, waca waca, pujllay, suri sicuri, morenadas, diabladas, tinkus, kallahudas e inti huayras, que ensayan durante todo el año para ofrecer lo mejor de su arte a la venerada Virgen. Sin embargo, este ritual que en otros años era multitudinario, se ha visto reducido desde la pandemia de Covid 19.
Los desfiles suelen rebozar de colorido y trajes exóticos y los altares son rodeados de botellas de agua e imágenes de la Virgen que “van a oír misa” y recibir la bendición de los sacerdotes, que los devotos acogen como símbolo de protección y unión. Durante esos días no hay cambas ni collas, salteños ni jujeños, ricos ni pobres. Es un momento y un espacio de permanente encuentro y confraternidad entre devotos de la Virgen de Urkupiña.
En la capital, una de las celebraciones más tradicionales tiene lugar en la casa de la familia Guaymás Morales, donde la Virgen llegó como un regalo de los Murillo el 22 de julio de 1989. Hace algunos años, la reconocida locutora Delia Agular, feligresa de Urkupiña, contó: “Comenzó así la costumbre de doña Amalia Guaymás, de manifestar su profunda devoción a esta advocación con una fiestita entre familiares, que luego fue creciendo. Lo hizo hasta que falleció en 1997. Pero la tradición continuó con su abuela Dalmacia Fabián y posteriormente de la mano de Josefina Guaymás”.
“Hoy, las actividades están a cargo de su esposo, don Pocho Morales, y de sus hijos Magdalena, Marcelo y de su nieto Leónidas. Desde que llegó la Virgen a ocupado un lugar muy especial en esa casa, tal es así que le armaron su propio santuario. De las novenas que eran encabezadas por Josefina y Amalia participaron sacerdotes, diáconos y religiosas, como la hermana Rosita. Desde 2010, se sumaron también miembros de la Renovación Carismática”, recordó Aguilar.