Acceso web El Tribuno:
www.eltribuno.com
Contacto:
Editor: Pablo Juarez
E-mail: pjuarez@eltribuno.com.ar
Teléfono: +54 387 4246200
Por cualquier consulta administrativa o referida al sitio, puede escribirnos a: contactoweb@eltribuno.com.ar
Director: Sergio Romero
Telefono: +54 0810 888 2582
Razón Social: Horizontes On Line SA.
Registro de propiedad intelectual: 69686832Domicilio: Av. Ex. Combatientes de Malvinas 3890 - CP (A4412BYA) Salta, Argentina.
La emocionante historia de una mujer que supo cambiar el dolor por la muerte de su hijo, en esperanza a partir de una nota de este diario.
18 DE Agosto 2024 - 19:48
En la mañana del 29 de diciembre de 2005, Miguel Vázquez con 19 años, se preparaba para el ingreso a la Escuela Naval Argentina. Lo hacía en forma diaria, saliendo a correr por la ruta provincial 12 en El Bordo. Ese día salió temprano para evitar el intenso calor del verano, intentando finalizar con la rutina antes de que el sol calentara el pavimento. En algunas oportunidades, después del entrenamiento, Miguel solía refrescarse antes de regresar a casa, en una represa tabacalera.
Esa mañana, Miguel Eduardo no regresó. Sin embargo, su ausencia no era un hecho extraño para sus hermanas; podía estar con sus amigos como lo hacía regularmente. La preocupación surgió cuando unos vecinos encontraron sus ropas en la orilla de la represa. En forma inmediata comenzó la búsqueda con la Policía.
La tarea fue infructuosa ese 29 de diciembre; se rastrilló alrededor de la represa y su interior con resultados negativos. Roxana Tejerina, mamá de Miguel, quién al estar separada de su marido Gerardo Vázquez, residía en la ciudad de Perico, apenas fue informada, viajó para sumarse a la búsqueda. Al día siguiente los rastrillajes continuaron y se solicitó colaboración de Policía Lacustre, cuyos buzos en horas de la tarde, lograron ubicar el cuerpo de Miguel, sumergido a 4 metros de profundidad.
La desgarradora noticia, sumergió en una tristeza absoluta a Roxana, en esos momentos una docente de 40 años, quién creyó que le sería imposible sobreponerse a semejante golpe de la vida. "Estaba destrozada, no quería ver a nadie, ni siquiera levantarme. Es como si mi alma se hubiera ido con mi hijo" comentó la madre a 19 años de aquella tragedia. Roxana, hoy a punto de jubilarse como docente de una escuela de Gral. Güemes, explicó cómo aquella cobertura de El Tribuno la sacó adelante. "No quería saber de escuchar o ver nada; el dolor era inmenso. Sin embargo tomé el diario sabiendo que unos días antes había sido publicada la noticia. Cuando leí el nombre de mi hijo noté un error: se habían equivocado. Publicaron el nombre de Miguel Ángel, cuando él se llamaba Miguel Eduardo".
El error en la publicación, que podría haber profundizado el dolor, resultó todo lo contrario. "No lo sentí como un error. En forma inmediata me di cuenta que en realidad era un mensaje de mi hijo; él me estaba diciendo, no te preocupes mamá, yo estoy bien, ahora soy un Ángel. Esa palabra me sacó adelante. El dolor disminuyó significativamente, tenía que ser fuerte, teníamos otras cuatro hijas. Para mí, el periodista que escribió la nota, fue el mensajero de mi hijo desde el cielo, que me devolvió la paz que había perdido". Una semana después, Roxana y Gerardo contactaron al periodista, para agradecerle el haber hecho posible una conexión, que trajo paz y resignación a toda la familia, especialmente a Roxana, quién a pesar de todo el dolor, asegura que la de su hijo es solo de "una separación momentánea".
Dos años después del fallecimiento de Miguel, buscando entre sus cosas de la infancia, Roxana encontró una carpeta del Jardín de Infantes. Entre los dibujos, uno le llamó la atención. Era una mancha marrón con un punto oscuro en el medio, rodeado de un color verde, con dos personas ubicadas una en cada extremo de la mancha marrón, con un pájaro o persona con alas en el medio. No tardó mucho en darse cuenta que se trataba de un dibujo premonitorio: la mancha marrón era la represa, el punto oscuro en el medio representaba su cuerpo, las personas en los extremos eran sus padres quienes en ese momento estaban separados. Y en el medio, por encima de la represa, un Ángel que se elevaba al cielo. "Mostré el dibujo a varias personas y todos veían e interpretaban lo mismo, un dibujo que representaba su propia muerte, algo de lo que estoy segura porque él era muy especial" comentó con tristeza Roxana Tejerina, quien asegura que su hijo le da constantes muestras que no la dejó sola, que está a su lado, "ocasionalmente encuentro plumas en mi casa, no sé de dónde salen, pero quiero creer que son de mi Ángel".