Acceso web El Tribuno:
www.eltribuno.com
Contacto:
Editor: Pablo Juarez
E-mail: pjuarez@eltribuno.com.ar
Teléfono: +54 387 4246200
Por cualquier consulta administrativa o referida al sitio, puede escribirnos a: contactoweb@eltribuno.com.ar
Director: Sergio Romero
Telefono: +54 0810 888 2582
Razón Social: Horizontes On Line SA.
Registro de propiedad intelectual: 69686832Domicilio: Av. Ex. Combatientes de Malvinas 3890 - CP (A4412BYA) Salta, Argentina.
Por la devaluación del peso boliviano se invirtió el circuito. Electrodomésticos y calzado son los productos de mayor demanda.
25 DE Agosto 2024 - 02:32
Compras mayoristas o por docena en Aguas Blancas; y por unidades en Yacuiba y San José de Pocitos. En términos generales es así como se maneja el comercio de frontera que en los últimos meses ha registrado un notorio crecimiento en relación a los comerciantes y particulares que van desde Argentina a adquirir productos a la vecina nación.
Cualquier comprador argentino, habituado a que en este país los precios nunca se mantienen estables de una a otra semana, en Bolivia siguen siendo los mismos aunque pasen semanas o meses. Muy esporádicamente o por una cuestión de temporada hay variaciones a pesar de que no es precisamente la estabilidad lo que en los últimos tiempos caracteriza a la administración de gobierno del presidente Luis Arce Catacora. Desde el intento de golpe de estado de dos meses atrás, pero que según Evo Morales se trató de un auto golpe, las cosas están bastante más difíciles. El enfrentamiento entre los dos líderes del MAS (Morales quiere volver a ser candidato aunque la Constitución se lo prohíbe y Arce pretende ir por la reelección) tiene sus consecuencias en la situación económica en un país en el que los comerciantes de frontera luchan para conseguir dólares; motivo suficiente para que ahora exista un dólar y oficial y otro paralelo.
Es tan volátil, tan imprevisible la situación que así como no hace muchos meses los comercios de Bolivia se negaban a recibir pesos argentinos, hoy los prefieren antes que vender en la moneda de su país. Y otras que diariamente presentan variaciones son las pizarras en las casas de cambio que en menos de un mes mostraron la devaluación de la moneda local respecto del peso argentino y es por eso que si en julio un peso boliviano se cotizaba en 150 pesos argentinos, hoy puede cotizarse en 125; pero mañana en 130 y hasta dependiendo de la hora del día puede ir a mayor o a menor valor.
En San José de Pocitos o en Yacuiba tampoco es lo mismo comprar en pesos argentinos que en pesos bolivianos. Si en las casas de cambio tiene un valor, en los comercios propiamente dicho, el peso de nuestro país vale menos, de manera que hacer compras en la vecina nación requiere de cierta destreza.
En un mismo comercio y dependiendo de la cotización a veces conviene comprar con pesos bolivianos, pero otras veces con pesos argentinos, detalles que manejan al dedillo quienes compran de manera habitual para abastecer los comercios de Tartagal, Mosconi, Orán y otras localidades cercanas a la frontera.
Las compras de argentinos en Bolivia sigue en aumento y en los productos que más se notan las diferencias de precios entre los dos países son en los artículos de mayor costo como los electrodomésticos o las zapatillas profesionales para deportistas . Un televisor, una cocina de primera calidad o una heladera - todos provenientes de China por tanto de última generación- se consiguen a menos de la mitad de precio.
Lo mismo sucede con las computadoras o impresoras que se consiguen aún a menos de la mitad del precio que en nuestro país en modelos que aún no se ven en Argentina.
"Antes era complicado comprar estas cosas porque si te salían mal, perdías todo lo que pagaste pero ahora están mucho más modernizados y te dan garantías. De modo que ante cualquier falla los podes cambiar" explica una joven que va por la compra del segundo Smart TV para su casa. "Con lo que me cuesta en Argentina acá me compro dos y todavía más modernos" asegura.
Comprar productos tras la línea de frontera se vuelve un hábito nuevamente. Tampoco pasarlos a la Argentina resulta dificultoso porque los propios comercios cuenta con sus pasadores de confianza que conocen los lugares por dónde es más seguro cruzar el paso internacional. Pero con un poco de audacia hasta el mismo comprador puede transportar esos productos en sus vehículos. "Como mucho sácalos de la caja para que no parezcan recién comprados" recomienda un habitué de los pasos entre las dos naciones.
En otro aspecto que los comercios de Bolivia han evolucionado notoriamente es en la atención al cliente. Cada empleada o empleado del comercio de cualquier rubro, apenas se acerca un comprador argentino le ofrece el contacto telefónico para que estén siempre al día de los productos que el comercio ofrece y permiten sacar fotos o tomar imágenes de las góndolas, algo impensado años antes.
"Dame tu número y te tengo al tanto de todas las novedades" ofrece una joven pociteña que pide: "Cuando vengas a comprar preguntá por mí así te atiendo, te hago descuentos y te muestro todas las novedades. A mí me conviene porque me pagan un porcentaje por las ventas que yo haga" propone una chica empleada de un mayorista de productos chinos, cuyo local resulta interminable de grande y donde puede encontrarse literalmente de todo como electrodomésticos, vajillas, regalos, juguetes, librería, cotillón, papelería, sahumerios, velas aromáticas y cientos de miles de productos.
También en el rubro zapatillería las diferencias son abismales en cuanto a los precios. Una par de zapatillas profesionales para un jugador de basquet o de voley que en Argentina no baja de 300 mil pesos, en Yacuiba se las consigue por 120 mil. "Tené en cuenta que esos productos que ustedes tienen (en Argentina) que son de marcas internacionales vienen en su gran mayoría de Paraguay, en cambio a nosotros nos llegan de Taiwan por eso son de muy buena calidad" explica un muchachito que sabe todos los secretos sobre los productos que vende en su negocio y que sabe convencer. "Cuando compras calzados caros fijate acá" explica y muestra las costuras del calzado. "Te doy mi teléfono y te tengo al tanto de los nuevos productos que ingresen. Me llamás cuando necesites" invita con diligencia porque hasta en eso el comercio boliviano muestra una enorme evolución, en el trato con el ocasional cliente.
El calzado de primera calidad que llega desde Brasil también muestra precios incomparables, como diría alguna antigua publicidad. Las botas no superan los 300 pesos bolivianos (unos 40 mil pesos argentinos ) y los zapatos cerrados a 250.
Los productos de la nueva temporada primavera y verano ya comienzan a inundar las vidrieras más modestas y las más elegantes en una zona de frontera que de a poco recupera a los compradores argentinos que puedan aprovechar tanta variedad y precios en los más diversos productos en esa suerte de gran shopping a cielo abierto que son Yacuiba y San José de Pocitos.
El circuito de comercio es inverso al que podía observarse hasta el año pasado, cuando los bolivianos ingresaban a la Argentina para adquirir todo tipo de productos, desde indumentaria hasta alimentos y bebidas, que cruzaban por los pasos "alternativos" de la frontera.
Hacían más de 20 años que no sucedía ya que la mayor eclosión de las compras en Bolivia por parte de consumidores argentinos, se dio en el año 2000. En ese tiempo los tours de compras que llegaban a Salvador Mazza -en ómnibus de gran porte o en utilitarios- se contaban por decenas y diariamente.
En los últimos años fueron los consumidores bolivianos los que llegaban a la frontera y utilizando cualquier paso no habilitado, ingresaban a la Argentina y compraban lo que fuera, desde carnes, ropa de vestir, medicamentos, artículos de limpieza y por supuesto productos de la canasta básica como arroz, fideo, azúcar, yerba o aceite. El valor de la moneda argentina en la región fue, en los últimos tiempos, un camino de una sola dirección en el comercio bilateral con los países limítrofes.
Pero todo comenzó a cambiar a partir de la feroz depreciación de la moneda argentina que en un solo día se devaluó un 118 por ciento en diciembre pasado. Las cosas comenzaron a cambiar radicalmente.