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Ulular cada 15 de septiembre y para Año Nuevo, pero a veces, tiene que adelantar buenas y malas noticias.
22 DE Septiembre 2024 - 02:24
Cuando en junio de 1949 la sociedad Emilio Espelta, Jaime Duran y Alberto Durand resolvió fundar El Tribuno, uno de los primeros pasos que dio fue adquirir bienes del diario La Provincia de orientación conservadora.
Entre los elementos que adquirió aquella sociedad comercial y más que todo política, figuraban la rotativa, las linotipias, máquinas de escribir, escritorios, muebles y todo lo necesario para poner en marcha un diario con plomo para la impresión. Y entre esos trastos estaba una sirena eléctrica de corriente continua que, al igual que otros diarios de la época, la hacían funcionar cuando era necesario comunicar una noticia muy importante, por ejemplo, la muerte de un pontífice o la finalización de una gran guerra.
Pero no todos los diarios tenían una sirena pues otros con el mismo fin de llamar la atención, echaban mano a las bombas de estruendo y súper estruendo según sea. Y así fue que la utilización de estos explosivos de altura dio lugar a que en la jerga periodística de las viejas redacciones naciera una frase que aun tiene actualidad: "la noticia bomba".
Pero una vez que comenzaba el ulular de la sirena o explotar bombas de estruendo, el paso siguiente e inmediato era colgar a la puerta del diario o en su vidriera, una pizarra manuscrita donde brevemente se daba a conocer la novedad, caratulada como ¡¡URGENTE!!
Asimismo, la magnitud de la noticia estaba dada por los minutos que ululaba la sirena o por la cantidad de bombas que se lanzaban con el mortero. En nuestra ciudad por ejemplo, por mucho tiempo se recordó que el 6 de septiembre de 1930, cuando llegó la noticia del derrocamiento del presidente Hipólito Yrigoyen, el diario "El Intransigente" (radical antipersonalista) disparó 300 bombas. En tanto "La Provincia" (diario conservador) echó mano a su sirena pero nunca nadie supo decir la cantidad de minutos que ululó al lado de la Catedral y frente a la plaza 9 de Julio. La historia cuenta que aquellas bombas de "El Intransigente" trajeron cola y por mucho tiempo sirvieron para alimentar las sempiternas y tan entretenidas como encarnizadas internas del partido de Alem e Yrigoyen.
Otro dato que llegó hasta nuestros días es que "El Intransigente" echó mano a sus estruendos cuando aquel trágico 1° de septiembre de 1939 comenzó la última contienda mundial, y lo mismo cuando después de casi seis años de guerra, Alemania se rindió el 8 de mayo de 1945. Por su parte "La Provincia" anunció ambos acontecimientos con su ya clásica sirena.
De todos modos y gracias a los archivos, hoy resulta fácil deducir cuándo las noticias fueron acompañadas con bombas y/o sirenas. El tamaño de la tipografía de tapa permite saber si hubo adelantos estruendosos pues un título "Catástrofe" es clave para este ejercicio.
Pero volvamos a la sirena de El Tribuno que para muchos salteños es también la Sirena del Milagro. Cuando el 15 de septiembre de 1949 salió la procesión del Señor y la Virgen del Milagro, El Tribuno la encendió por primera vez para saludar a las Sagradas Imágenes. Hacía solo 25 días que el diario estaba en la calle. Esa acción se repitió meses después, el 31 de diciembre a la noche, esta vez para recibir y saludar al "Año del Libertador General San Martín", en el centenario de su muerte.
Por entonces, El Tribuno ocupaba la vieja casona que lindaba hacia el poniente, con la iglesia Catedral. A partir de entonces y a lo largo de sus 75 años de vida, el diario nunca dejó de hacer sonar su sirena en dos días claves: el 15 de septiembre (Milagro) y el 31 de diciembre (Año Nuevo).
Tiempo después, luego de 1955, cuando el diario se mudó a Dean Funes 92, la sirena fue instalada en el techo de aquella vieja casona de una sola planta. Y allí permaneció hasta 1962, cuando por disposición del director Roberto Romero, su motor fue modificado de corriente continua a alternada. Luego fue trasladada a Zuviría 20 e instalada en los altos del flamante Hotel Victoria Plaza. Al principio se la ubicó sobre una plataforma construida en la azotea pero tiempo después, cuando en ese mismo espacio se instaló la antena de televisión de Canal 11, se armó sobre esa estructura una base para anidar la sirena de 60 centímetros de alto y 40 de diámetro. Desde esa altura su sonido tenía mayor alcance y además, su silueta era perfectamente visible desde la plaza 9 de Julio. Y como era de color negro, pronto el ingenio popular la usó para apodar a "petisos" y "petisas" lugareños. Les decían: "Sirena del tribuno", negro, petiso y chillón.
Cuando en 1974, redacción, administración y rotativa se instalaron en el Complejo Editorial de Limache, la vieja y reciclada sirena quedó en los altos de Zuviría 20. Allí, personal técnico del diario se ocupaba periódicamente de conservarla en perfectas condiciones de uso.
Alberto Hugo Martínez cuenta: "Siempre teníamos que subir a inspeccionar la sirena pues nunca faltaba un pajarito que anidaba en su interior".
Cuando se produjo la guerra de las Malvinas en 1982, el director Roberto Romero dispuso cambiar la vieja sirena por una nueva y de mayor potencia "para que se la escuche en todos los rincones de la ciudad", dijo. Y así fue que llegó una, montada sobre un poderoso motor de 25 HP, de casi un metro de altura y 60 centímetros de diámetro. Fue instalada por el equipo de mantenimiento integrado por Hugo Oscar Galarza y Alberto Hugo Martínez. Con el tiempo se sumaron José Antonio Álvarez, Miguel Quispe, Sergio Cimino, Lucas Bustos y Fernando Suarez.
Como ya dijimos, en el año la sirena debe obligatoriamente ulular cada 15 de septiembre y a las 12 de la noche del 31 de diciembre. Actualmente su uso responde a un protocolo de procedimiento y solo debe ser activada por personal de mantenimiento bajo las órdenes del Director o del Jefe de Redacción. Su comando se encuentra en un sitio seguro del edificio y a resguardo de manos traviesas.
Pero más allá de los días mencionados, la sirena fue utilizada a lo largo de los 75 años del El Tribuno cuando ocurrieron sucesos de gran trascendencia en Salta, en el país y en el mundo. La primera vez que sonó fuera de los días estipulados, fue el 26 de julio de 1952, cuando falleció la señora Eva Duarte de Perón. Su lúgubre sonido comenzó cerca de las 10 de la noche, cuando se informó oficialmente su muerte.
Volvió a ulular el 9 de octubre de 1958 cuando falleció el Papa Pío XII luego de 19 años de pontificado. Y nuevamente lo hizo el 21 de mayo de 1963 ante el fallecimiento del primer arzobispo de Salta, monseñor Roberto J. Tavella. Desde 1963 la sirena no volvió a llamar la atención de los salteños hasta el 15 de abril de 1972, día que el presidente de facto Alejandro Lanusse anunció la creación de la Universidad Nacional de Salta. En el momento que comenzó a sonar, Lanusse sorprendido preguntó: "¿Qué es eso?" Y cuando el periodista Collado le respondió que era por su anuncio, agregó: "¡Ah, un sirenazo!"
El 17 de noviembre de 1972 anunció el retorno del General Perón al país, luego de 18 años de exilio. Lo volvió hacer lamentablemente el 25 de septiembre de 1973 cuando Montoneros asesinó al líder de la CGT, José Ignacio Rucci. Meses más tarde, el 1 de julio de 1974, el lúgubre sonido anunció la muerte del presidente de la Nación, General Juan Domingo Perón. Y quince días después otro suceso lamentable la activó: la muerte del doctor Arturo Mor Roig, exdiputado nacional y ex ministro del Interior, asesinado por Montoneros.
El 2 de abril de 1982, a la madrugada, la palanca de la sirena se volvió a accionar. Las Islas Malvinas habían sido "recuperadas" por el gobierno de facto de la Argentina y que por entonces presidía el general Leopoldo Galtieri.
Cuando el 8 de abril de 1987 el Papa Juan Pablo II llegó a Salta para orar en la Catedral Basílica ante las imágenes del Milagro, la sirena acompañó ese emotivo momento. Desde la azotea del hotel donde estaba, la accionó el Ing. Bernardo Costas.
La noche del 20 de marzo del 2020 la sirena marcó el inicio del "aislamiento social, preventivo y obligatorio" ordenado por el gobierno nacional ante el avance del COVID-19. Su mensaje lúgubre de medianoche marcó a fuego nuestras memorias.
La medianoche del 16 y 17 de junio de 2021, la sirena de El Tribuno sonó a duelo. Hacía 200 años que en la Quebrada de la Horqueta había dejado de existir el General Martín Miguel de Gúemes. La acompañó el tañido de la campana del Cabildo.
En estos 75 años de vida de El Tribuno, la sirena ululó tres veces jubilosamente por un hecho deportivo: fue cuando la Argentina ganó la Copa Mundial de Fútbol el 25 de junio de 1978, el 28 de junio de 1986 y el 18 de diciembre de 2022.