Un día como mañana pero de hace doscientos años, la ciudad se vio sorprendida por la aparición del primer periódico editado en Salta. Seguramente que ese hecho debe haber conmovido al vecindario del pequeño poblado que hacía poco tiempo se había librado de la larga guerra de la independencia.

Aquel lejano 30 de septiembre de 1824, cuando nació la prensa salteña, ya había publicaciones en otras ciudades de nuestro país. "Las fechas de aparición de la prensa en las Provincias Unidas –dice el historiador gibraltareño Antonio Abraham Zinny- es coincidente con la introducción de la imprenta: "En Buenos Aires, "El Telégrafo Mercantil" en 1801; Tucumán, "El Diario del Ejército Auxiliar del Perú" en 1817; Santa Fe, "La Gaceta Federal" en 1817; Mendoza, "El Termómetro del Día" en 1820; Entre Ríos con "El Correo Ministerial del Paraná" en 1821; Córdoba "El Observador Eclesiástico" en 1823; Salta, "La Revista Mensual" en 1824; Corrientes "El Registro Oficial" en 1825; San Juan, "El Defensor de la Carta de Mayo" en 1825; La Rioja con "El Boletín" en 1826; San Luis, "La Actualidad" en 1855; Catamarca, "El Ambato" en 1856; Jujuy con "El Orden" en 1856; y Santiago del Estero con "El Nacional" en 1859".

Según "La imprenta en Salta", obra del historiador salteño Miguel Solá: "La Revista Mensual" que apareció el 30 de septiembre de 1824, fue redactada por Alvarez de Arenales que a la sazón era el gobernador de Salta. La colección consta de un prospecto y ocho números, cuyo formato regular era en folio menor y salió hasta el 5 de marzo de 1825.

En el prospecto o programa publicado con el primer ejemplar decía el editor: "A los 14 años de una revolución en la que toda clase de sacrificios y de horrores parece haber tenido lugar en nuestro continente, está ya, al fin, sancionado de hecho el primer voto de América: la Independencia de un poder extranjero y opresivo.

La libertad apoyada en las instituciones del siglo en que pertenecemos ha sido constantemente el segundo voto de los pueblos en la majestuosa carrera que abriera en 1810.

Una revolución de ideas se hace ya del todo necesaria por consecuencia de la primera. Toca a los legisladores presidir esta marcha espinosa; y a los escritores americanos guiarla o secundarla del modo más libre y circunspecto: he aquí el puesto que son llamados estos a ocupar en la era presente.

Amparar la libertad, batir abusos y preocupaciones insostenibles y seguir los pasos de los nuevos estados americanos en su expectable y grandiosa carrera, forma parte del plan de este periódico: se proponen sus editores en segundo lugar, la publicación de toda noticia interior y exterior que adquieran por los conductos más bien autorizados; y los procedimientos del departamento judicial le merecerán asimismo, una constante atención, por fin ellos se mantendrán tan consecuentes en sus compromisos, como en no dar lugar a cuestiones que envuelva un carácter personal".

Además de Arenales, es posible que también haya participado de la redacción de esta revista, don Teófilo Sánchez de Bustamante. En cuanto a don Hilario Ascasubi, su labor fue de impresor aunque se sabe que no se redujo solo a ello, pues aquí en Salta comenzó su carrera literaria.

La imprenta

Según Miguel Solá, "La imprenta de los Niños Expósitos en la que se imprimió "La Revista Mensual" de Salta, fue cedida a nuestra provincia por gestiones realizadas por don Victorino Solá, que era Agente de Negocios del gobierno salteño ante el de Buenos Aires. Encargado éste de buscar una imprenta para la administración del general Arenales, no halló otra que pudiera adquirir que la vieja prensa de Niños Expósitos. Y bastó que el Agente de Negocios invocara ante el gobierno de Buenos Aires, ejercido entonces por Bernardino Rivadavia y don Manuel J. García, los servicios que había prestado y seguía prestando Salta, para que las gestiones obtuvieran el mejor resultado. Atento a las consideraciones del Agente de Salta e interpretando el sentido de la resolución suscripta por Rivadavia, el 22 de marzo de 1824, don Manuel J. García cedió gratuitamente al gobierno de Salta la mencionada prensa y los útiles correspondientes que fueron mandados a tasar por Guillermo Cooke, inspector del establecimiento tipográfico del Estado".

Tasación

Cuando en 1824, Buenos Aires cedió la imprenta al Gobierno de Salta se hizo una tasación "de la prensa usada y tipos útiles pertenecientes a la prensa del Estado". El resultado de ese acto fue el siguiente: "Una prensa usada $150; 275 libras de letra Atanasia $127.40; 205 libras de letra Diurna $150; Varios útiles $10.10; Un barrilito tinta $10; Total $457.50."

Las características de la imprenta, según el informe de un señor Medina, idóneo en la materia: "Contaba –términos técnicos de entonces- de 2 piernas de chumazo; torno y guadao (sic) de bronce; 2 barras con sus tornillos correspondientes; cigüeñal de hierro con su manija; carro con su tabla; tímpano, tintero, barra de hierro para apretar, con su tornillo, 2 pares de punturas; un par de bisagras, 2 fraquetas y una rama con sus tornillos".

Cabe recordar que esta imprenta que actualmente se guarda en un museo de Cafayate (Salta) había sido introducida al virreinato del Perú por los Jesuitas en 1764, para el Colegio Convictorio de Monserrat en Córdoba. Luego de creado el Virreinato del Río de la Plata, en 1779 fue adquirida por el Virrey Vértiz y un año después arribó a Buenos Aires en una carreta tirada por bueyes y en el interior de ocho cajones.

El imprentero

El poeta Hilario Ascasubi (1807-1875) fue el primer imprentero de nuestra ciudad. El escritor Miguel Solá dice: "La escasez de elementos gráficos que había entonces en Buenos Aires fue un problema para el funcionamiento de la imprenta en Salta. Con este problema se encontró el Encargado de Negocios de la Provincia, cuando buscó quién instalara e hiciera servir la vieja prensa de los Niños Expósitos. Pero felizmente halló en don Hilario Ascasubi la persona indicada para ello. Espíritu inquieto y andariego, Ascasubi acababa de regresar de un viaje. Su resolución de trasladarse a Salta como impresor no debió costarle largas y profundas reflexiones, mayormente cuando lo haría provisto de un contrato formal que suscribió con don Victorino Solá, el 31 de agosto de 1824. Cuando llegó a Salta no había cumplido aún los 18 años pero su natural vocación literaria se reveló entonces, compartiendo sus tareas de impresor con trabajos de redactor. Ascasubi escribió sus primeros versos que publicó aquí en "La Revista Mensual" y dejó la ciudad de Salta donde permaneció más de un año, para participar en la guerra contra Brasil".

Homenaje de El Tribuno

El 30 de septiembre de 1974, en homenaje al sesquicentenario del nacimiento del periodismo salteño, El Tribuno inauguró oficialmente su moderna rotativa Offset "Gross Urbanite", en la Planta Editorial de Limache. Se trataba de una rotativa que permitía la impresión directa de 62 páginas en blanco y negro y 48 en colores. Su velocidad mínima era de 24.000 ejemplares por hora y su máxima de 48.000. Por entonces, era un diario de 40 páginas promedio.