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GUILLERMINA TIRAMONTI, LICENCIADA EN CIENCIAS POLÍTICAS Y MAGÍSTER EN EDUCACIÓN Y SOCIEDAD.
22 DE Octubre 2023 - 02:22
Guillermina Tiramonti es licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad del Salvador (1972) y magíster en Educación y Sociedad de la Flacso Argentina (1988). Desde 1985 se desempeña como investigadora del Área de Educación de la Flacso Argentina, donde ocupó diferentes cargos. Guillermina fue invitada a disertar por el Instituto de Investigaciones Históricas General Manuel Belgrano de la Universidad Católica de Salta. Allí expondrá este martes 24, desde las 10. Un día después brindará otra conferencia, a las 19, en el Copaipa. Esta charla está organizada por el grupo FOCIS. En diálogo con El Tribuno, la especialista asegura que hay una decadencia en la escuela y que es momento de cambiar el paradigma. Y que uno de esos cambios debe empezar por el secundario.
Con qué se van a encontrar los participantes en su conferencia del martes...
La idea es hacer una revisión del derrotero de la educación en todos estos años de democracia y ver cuál es la situación hoy de la educación y plantear cuáles podrían ser las nuevas, el nuevo paradigma educativo para poder construir una educación acorde con el siglo que vivimos y la cultura por la que estamos atravesando.
Y ¿cuál es la situación hoy de la educación argentina?
Hay un proceso de decadencia fuerte de la escuela de la educación. Esto tiene muchos matices, pero los indicadores más claros son una caída fuerte en los logros de los chicos, es decir, en los aprendizajes de los chicos, en los instrumentos básicos de la cultura de los chicos: la lectoescritura y la matemática. También hay una caída en la preparación de los docentes para hacerse cargo de esta situación. Además, a esto hay que agregarle una escuela con mucha dificultad para incorporar los nuevos saberes y conocimientos, que ya están presentes en nuestra vida, como todo el saber tecnológico. Y también el saber complejo, el saber interdisciplinar, que es el emparentado a las lógicas matemáticas y la lógica computacional que se necesita hoy.
¿Cuáles podrían ser esos paradigmas de los que habla?
El nuevo paradigma es aquel que plantea un joven, un niño, con capacidad de resolver problemas, de entender la realidad en la que vive, de buscar soluciones para esa realidad, una con capacidad creativa. Es decir, un alumno cuyas características son casi opuestas a las que se propuso la escuela tradicional, que es un chico con capacidad de absorber y retener el conocimiento que se le explica, pero con poca posibilidad de construir por sí mismo conocimiento y de reflexionar y crear en base a ese conocimiento. Hoy tenemos la tecnología disponible, que es la que hace posible pasar de un chico más bien pasivo a un chico que construye en común con el resto de sus compañeros y con su docente, aquel saber que se le propone construir.
¿Qué decisiones piensa que tendría que tomar el sistema educativo para buscar un camino de superación?
En primer lugar, creo que hay que pensar un modelo diferente, básicamente, de escuela secundaria. Uno donde abandonemos, en parte, ese currículum de mosaico y pensemos en un currículum interdisciplinario. Tendremos que hacer una escuela donde los docentes puedan trabajar entre ellos y pensar distintos proyectos que deben llevar adelante los alumnos. En vez de proponerse transmitir una disciplina, la idea es construir proyectos donde los chicos, en compañía con sus compañeros, puedan producir un conocimiento que les proporcione aquellos saberes básicos de las distintas disciplinas. Para ello, hay que ver cuáles son los saberes básicos de cada una de las disciplinas y combinarlos a partir de proyectos, problemas o estudios de calle. Por ejemplo, hoy estamos en plena discusión sobre el cambio climático. Podríamos pensar un proyecto donde los chicos investiguen los cambios de clima que se han dado en los distintos momentos de la historia, qué es lo que ha pasado y cuáles fueron las condiciones que hicieron que cambiara el clima. Así como eso, ¿qué pasa con la sequía que sufrió Argentina el año pasado? Y los chicos a partir de eso tendrían que investigar las distintas corrientes climáticas. Estoy diciendo casi un disparate porque de eso no conozco, pero entre su profesor de geografía y el resto de los profesores podrán pensar un proyecto para que lleven adelante los alumnos.
Y ¿qué tan lejos estamos de todos estos cambios, de trabajar de esta forma?
Para un cambio rotundo podemos empezar a hacer pequeños cambios ya, podemos pensar que en los currículums del nivel secundario ya podemos incluir algunos espacios para trabajar en proyectos y a medida que eso se va desarrollando hacer crecer los espacios que trabajan en proyectos. Por otro lado, necesitás acompañar eso con una capacitación docente. Me parece que es urgente pensar en un cambio de la formación docente inicial, para que vos no estés preparando docentes en ejercicio y te vengan docentes formados a la antigua usanza. Pero no creo que sea necesario tirar todo abajo y empezar de nuevo, como lo indica nuestra tradicional práctica. Es posible comenzar con pequeños cambios. Puede ser que este año vamos a ver si los chicos trabajan en dos proyectos: uno de ciencias exactas, por ejemplo, y otro proyecto de ciencias sociales. Y los profes de esas disciplinas piensan un proyecto, piensan qué es lo que tienen que investigar los chicos y les proporcionan los elementos para que investiguen y hacen seguimiento de cómo van a investigar.
Hace rato me mencionaba el tema de la equidad educativa y hay un informe de Argentinos por la Educación que habla justamente de lo que usted decía, que tanto en lectura como en matemática, Argentina se ubica entre los países de la región con mayor desigualdad en los aprendizajes.
Creo que la Argentina justamente vive de ciertos mitos. La idea es que nosotros somos más igualitarios. Y fíjate que en la medida en que la escuela pierde eficacia, pierde capacidad de enseñar a los chicos, los más perjudicados son los chicos de los sectores más empobrecidos. Lo que vos ves en las estadísticas argentinas es que reproducen las diferencias sociales, pero de una manera bizarrísima. Entonces, si la escuela no tiene capacidad de enseñar a los chicos, los chicos que provienen de sectores socioculturales más altos; es decir, de una población educada, tienen mayor posibilidad de aprender en la escuela. Y los chicos que vienen de poblaciones no educadas, que no han ido a la escuela, no escolarizadas, resulta que tienen muchas dificultades para aprender porque lo que la escuela les propone es muy lejano a su cultura de origen y se quedan sin aprender. Y entonces, en una sociedad donde tenemos cada vez más pobreza y más injusticia, la escuela reproduce lo que pasa en la sociedad.
"Estamos simulando que tenemos un sistema educativo que funciona, cuando en realidad tenemos un sistema educativo que no funciona".
También se daba ahí el dato de que 1 de cada 2 chicos de tercer grado no entiende lo que lee
Ahí hay un tema groso. La Argentina no ha resuelto la discusión sobre las metodologías de educación y seguimos todavía atados a ciertos sectarismos sobre qué metodología usar para los chicos para que aprendan a leer y a escribir.
Pareciera que las metodologías que estamos usando no son las adecuadas. Y pasa que no son las adecuadas y los docentes no tienen metodologías de cambio, no disponen de un conocimiento sobre las distintas metodologías que pueden usarse para chicos que aprenden distinto o tienen distintos ritmos de aprendizaje. Todos los chicos pueden aprender, pero aprenden de modo distinto o con distintos ritmos. Y lo que pareciera es que la escuela no tiene a disposición de sus docentes la diversidad de metodologías de la que hoy disponemos para hacer que los chicos aprendan antes de llegar a tercer grado. Porque de tercer grado en adelante, si no aprendieron a leer y a escribir, difícilmente aprendan. Es muy duro, pero me parece que hay que tomar conciencia de eso, que si no logramos que los chicos aprendan a leer y a escribir en tercer grado, va a ser difícil que aprendan (más adelante) y esos son los chicos que luego van a desertar si terminan la primaria y empiezan la secundaria. No pueden aguantar la secundaria.
Otro de los informes que hizo Argentinos señala que en Salta uno de cada cinco egresados termina la escuela secundaria en un BSPA o en una escuela para adultos. ¿Cómo analiza esta situación?
Lo que pasa es que la escuela de adultos empezó a recibir muchos chicos jóvenes. Son chicos de más de 18 años que no terminan la secundaria, ya sea porque alguna circunstancia de su vida los hizo dejar la secundaria o porque aburridos de la escuela secundaria, retoman la escuela en la versión adultos. Esto les va a llevar menos tiempo y piensan que es menos tiempo y menos esfuerzo. Entonces, allí hay un problema. Los chicos tienen que asistir a una educación, a una escuela, acorde con su edad y en el tiempo en que se supone que alguien va a la escuela. Y lo que está pasando es que los chicos dejan la escuela secundaria para retomarla en la modalidad adulta para hacerlo más rápido y fácil.
Me vino a la memoria una nota que le hicieron, donde usted plantea que a los sectores marginales se les estaba enseñando, pero sin exigirle...
A partir de la crisis del 2001, hubo, como en todas las dimensiones de la sociedad, una pregunta ¿cómo vamos a hacer con esta población que está siendo una población marginal? Y de ahí en adelante siguió creciendo la pobreza. Y se les arrojó una propuesta "pedagógica compasional". Se decía mejor hagamos de la escuela un lugar donde se sientan bien, donde se sientan contenidos, pero además no hay que exigirle tanto para que pueda tener un lugar de confort. Y bajo ese discurso armamos escuelas para pobres, escuelas donde a esos chicos no se les enseña lo mismo que se enseña en otros contextos sociales. Y por lo tanto, en vez de ayudarlos, los unimos. Porque salen de la escuela sin los instrumentos que necesitan.
Veía que en su libro, usted sostiene que la educación argentina es un gran simulacro, ¿por qué?
El simulacro es este. Todos los días se supone que los chicos van a la escuela. Suponemos que los chicos van a la escuela, que hacen la escuela primaria y aprenden, adquieren aquellos saberes, instrumentos de la cultura que son propios de ese nivel. Nos parece que estamos democratizando el sistema. Y después pasa lo mismo con la secundaria. Pareciera que los problemas que hacen que la escuela secundaria no sea finalizada por todos los chicos son problemas de la sociedad, pero no del propio sistema educativo. Y entonces yo creo que estamos simulando que tenemos un sistema educativo que funciona, cuando en realidad tenemos un sistema educativo que no funciona. Es como si tuvieras una fábrica de hacer zapatos y el 80% de los zapatos te salen fallados. No tenés una fábrica de zapatos, tenés una fábrica de zapatos fallados y solo el 20% lográs que sean zapatos usables. Eso es lo que está pasando con la escuela.
Según un informe de este mes de CEA tenemos más estudiantes universitarios, pero menos graduados que Brasil y Chile....
Efectivamente. Tenemos sistemas de incorporación mucho más flexibles y además gratuitas que esos dos países. Y lo que pasa es que la universidad recibe chicos muy mal formados. Y por otro lado, la universidad desarrolla una serie de estrategias por las cuales los chicos que están en malas condiciones rápidamente son expulsados. Entonces, si ves los resultados de la escuela secundaria y después ves quiénes se graduaron, en realidad solo los chicos que tienen muy buenos resultados en la secundaria terminan recibiéndose en alguna carrera universitaria. También las metodologías que estamos usando para democratizar la educación superior son una simulación porque no es cierto que la democratizamos. Cuando se ve el origen social de los chicos que terminan la universidad, son los sectores medios o medios altos.
¿Y cómo ve la relación entre la educación superior y las demandas del mundo laboral actual?
La relación entre el mundo laboral y la educación siempre ha sido una relación compleja. Porque hasta el fin de la secundaria se han pensado todo lo que piensan sobre la educación y demás, que la educación no debe estar fabricando mano de obra para el trabajo, que sus objetivos van mucho más allá y por supuesto los objetivos de la escuela deben ser también formar la ciudadanía, pero el sistema productivo se alimenta de la mano de obra que se forman las escuelas. Y lo que está pasando es que las universidades tienen muchas dificultades de cambio, dificultades de cambiar porque, bueno, se han transformado en elefantes burocráticos y tienen dificultades de cambiar su oferta. Y por el otro lado tenés un mundo de trabajo que está cambiando rápidamente y exigiendo carreras más cortas, carreras más flexibles, y las universidades muy lentamente empiezan a pensar eso. Pensar es hacer una oferta adecuada para las exigencias del mundo del trabajo.